El ser humano posee una capacidad intelectual asombrosa, sería fantástico que la aprovecháramos, que la usáramos pragmáticamente para analizar, reflexionar, construir y crecer.
El aún presidente de los Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, ha perdido en las urnas, en proceso democrático, la posibilidad de reelegirse como presidente de dicha nación, quizá deba decir que fue derrotado por Joe Biden, pero, no , realmente lo derrotó su propia soberbia, su incapacidad para admitir que la estrategia para encarar al Covid-19 era pésima, su falta de humildad para reconocer que estaba mal y que debía cambiar.
El dolor y la pena por la muerte de cientos de miles de personas, se convirtieron en gritos silenciosos que retumban en cada rincón de Estados Unidos, pero su soberbia le impidió escucharlos y ver esa cruel realidad. Así, el país más poderoso del mundo, se convirtió en el más vulnerable ante el Covid, presentándose increíblemente hasta más de 100,000 contagios en un lapso de 24 horas.
El proceso se llevó a cabo en las urnas, pero Trump se derrotaba así mismo en cada comentario que hacía en las redes sociales y en los medios de comunicación convencionales. Siempre atacando y ofendiendo a alguien, a medios de comunicación, reporteros, adversarios políticos, mandatarios de otras naciones, a segmentos de la sociedad que se manifestaban en las calles, a migrantes y demás. Con su postura agresiva casi diaria, se dedicó a dividir a la sociedad de su país: negros y blancos, pobres y ricos, rurales y urbanos y, con su actitud misógina, hombres y mujeres .
Todavía en enero y febrero de este 2020, las encuestas decían que ganaría fácilmente la reelección , pero llegó el coronavirus y desenmascaró su ineptitud y soberbia. Todo mundo veíamos que su estrategia era fatal, menos él. Recordé el cuento del emperador que desnudo, montaba un caballo, todos los veían desnudo, Sin embargo, él pensaba que portaba una vestimenta hermosa, bordada con hilos de oro.
Acaso Trump no tenía asesores? Me preguntan mis amigos. Desde luego que si, y, seguramente de los mejores, pero los líderes con ese perfil populista, suelen no escuchar a nadie, solo a quienes les aplauden, ovacionan e idolatran.
Donald Trump veneró su imagen , triunfó su ego ante la razón. Generó una actitud de fanatismo y de odio en sus seguidores. Dividió al país a su máxima expresión. Hoy, Estados Unidos, es un caos. Los ánimos pudieran desbordarse en las calles, pudiera correr la sangre.
Donald Trump, no reconoce su derrota. Trump, sigue siendo Donald Trump. El hombre que requiere ayuda de psicólogos.
Los países latinos tenemos mucho que aprender de lo que hoy se vive en los Estados Unidos.
No quiero eso para mi país.
Será tan difícil, tener la gallardía y la educación democrática de aceptar la derrota y reconocer el triunfo del adversario? Trump, es un personaje que se ha perdido así mismo, no es difícil. Es imposible.
Trump nos enseñó , que jamás y en ningún país del mundo, se debe votar por un personaje como él.
