París, Francia. – (Agencias) En una Francia dividida, enfrentada y a menudo indecisa, se elegirá en una semana a quién estará en el Elíseo durante cinco años. Los contendientes, de la derecha y extrema derecha francesa, Emmanuel Macron, quien va por su segundo periodo, y Marine Le Pen, pondrán todas sus fuerzas, con un ambiente muy esperado, en el debate que tendrán lugar, una vez más, este miércoles.
Entre los temas que preocupan a los franceses, el ´poder adquisitivo ocupa el primer lugar. Sin embargo, es la política ambientalista la que los votantes, principalmente de izquierda, consideran más decepcionante y preocupante. Ambos candidatos han sido fuertemente criticados.
Tratando de convencer al voto de la izquierda, Marine Le Pen dijo: “nunca he sido una escéptica del clima. Tego un proyecto que precisamente tiene en cuenta el medio ambiente, tiene en cuenta la ecología”. Por su parte, Emmanuel Macron, celebró en Marsella una reunión dedicada en gran parte a la ecología y el cambio climático, enviando señales a los votantes de izquierda y “verdes” franceses.
«Hemos protegido más la biodiversidad y hemos reducido nuestras emisiones de gases de efecto invernadero en un 12% en cinco años…Fuimos más rápidos que en los dos mandatos anteriores en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero», dijo el actual presidente.
La segunda vuelta
El próximo domingo, los franceses elegirán algo más que un presidente para los próximos cinco años, según coincidieron en señalar Macron y Le Pen. ‘El 24 de abril es un referéndum por o contra la Unión Europea, por o contra la ecología, por o en contra nuestra juventud, por o contra nuestra República’, dijo el presidente saliente el sábado en el mitin de campaña en Marsella. Le Pen considera, por su parte, que en estos comicios está en juego ‘una elección de sociedad e incluso de civilización’.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F24a%2F566%2Fec5%2F24a566ec50fdd6e6745b8dc53d8b76b0.jpg)
Macron y Le Pen están estos días a la caza y captura de los votos de los indecisos, de la izquierda y de los abstencionistas. En la primera cita electoral, hubo una abstención del 26%, es decir, 12,8 millones de personas se quedaron en casa y no fueron a votar. Ahora los candidatos quieren convencerlos para que acudan a las urnas.
En el caso de los votos de la izquierda, también se encuentran en plena operación de seducción debido a que sus candidatos han quedado fuera de la carrera por la presidencia en esta segunda vuelta. El presidente juega la carta verde estos días para tratar de atraer el voto joven y ecologista. Le Pen busca atraer el voto anti-Macron, especialmente entre los ‘chalecos amarillos’ y los votantes del líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon. Estos últimos podrían tener el domingo la llave del Palacio del Elíseo.
Los contendientes
Aunque los contendientes son los mismos que hace cinco años, los dos candidatos han cambiado. Macron ya no es el joven que prometía una revolución política con un proyecto “ni de izquierda ni de derechas”. Ha sido presidente durante cinco años. Y ahora tiene un balance que defender, para lo bueno y para lo malo.
Le Pen, por su parte, ha llevado a cabo un proceso de “desdemonización” de su partido de extrema derecha en los últimos años para hacerlo más presentable de cara al electorado y presentarse como una alternativa creíble a Macron. Suavizó su discurso, barrió bajo la alfombra el antisemitismo, expulsó a su padre y a los elementos más radicales del partido y ha utilizado como pararrayos de las críticas al candidato ultraderechista Éric Zemmour. A su lado, Le Pen parece más moderada.
Si hoy se celebrara la segunda vuelta, Macron derrotaría a Le Pen con el 53.5% de los votos frente al 46.5% que lograría la ultraderechista, según el último sondeo de Elabe. Cuando ambos se enfrentaron por primera vez en 2017, la diferencia de los resultados fue mayor.
En 2017, cuando ambos líderes se enfrentaron por primera vez en las urnas quedaron a más distancia. El candidato de La República en Marcha ganó los comicios por 66.1% frente al 33.9% de la candidata de la extrema derecha y se convirtió a sus 39 años en el presidente más joven de la historia reciente de Francia.
