Washington, D.C. – (Agencias) Sin duda estas elecciones intermedias ha sido una pesadilla para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los demócratas, ante una campaña agresiva y divisiva de los republicanos, que han sacado provecho de la inflación y la inseguridad, el lado flaco de la administración demócrata.
El martes, una vez cerradas las urnas, las esperanzas de los demócratas de mantener el control de la Cámara de Senadores y de Representantes pendían de un hilo, cada vez más corto. Los estrategas de ambos bandos esperan que los republicanos retomen el control del Congreso de los Estados Unidos.
Con unos demócratas a la defensiva en los estados y distritos en control de los republicanos quienes aprovecharon ese control para modificar las reglas de juego electorales y modificar la geopolítica distrital a su favor, eliminando o modificando distritos preferentemente demócratas, se prevé el regreso de los republicanos al control de la Cámara de Representantes.
En el Senado, el juego esta en el campo de los demócratas aún, y fue vista por los expertos como más competitiva, después de que muchos candidatos republicanos pelearon hasta un virtual empate de cara a las elecciones contra demócratas más fuertes con fuertes presupuestos publicitarios en estados tradicionalmente demócratas como en Pensilvania, Arizona y Georgi. El control del Senado no estará claro durante días o posiblemente semanas, con la posibilidad de irse a una segunda vuelta.
En el caso de que los republicanos controlen la Cámara de Representantes significaría un duro golpe a la agenda del último periodo de Biden. Los candidatos republicanos han anunciado su intención de iniciar unas serie de investigaciones, que van desde la pandemia de coronavirus hasta los negocios de Hunter Biden, hijo del presidente. Solo basta recordar que en la Cámara de Representantes llevaron dos veces a juicio político al entonces presidente Donald Trump, hoy dueño total del Partido Republicano.
Si toman las riendas del poder en el Senado, el Partido Republicano podría dificultar la confirmación de los funcionarios y jueces del gabinete de Biden y ejercer más influencia en posibles enfrentamientos sobre el gasto, donde los republicanos han atacado el gasto social del presidente Biden.