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Luis Alfonso Rojas Dávila, un papá “progresivo”

Luis Alfonso Rojas Dávila es amante del rock. Su trayectoria musical es amplia y es reconocido como uno de los mejores guitarristas del norte de México.

Paradójicamente, la “rudeza” que impregna a su interpretación en el escenario contrasta con la dulzura con la que desempeña su rol de padre de familia, el cual asumió “de sopetón”.

“Para mí, ser papá fue una sorpresa. Al conocer a quien ahora es mi esposa, fue muy lindo cuando me dijo “tengo una bebé pequeñita”, y el día que la vi por primera vez la conocí dormidita, porque la recogimos en el maternal.

“La ayudé a cargarla, se despertó y me sonrió; desde ahí tuve un sentimiento hermoso por ella”, relata con una amplia sonrisa.

“Ese mismo día me cantó una canción de Los Beatles, Lucy in the sky with diamonds. Ella se llama Luciana. Decía que era su canción”, comenta el artista.

Así, a Luis Rojas la paternidad le llegó de golpe, y tuvo que entenderla de a poquito.

“Ella me enseñó a ser papá, a entenderla y a amarla, y sentí una responsabilidad muy bonita. Yo sabía que el esfuerzo tenía que ser doble para ganarme su amor”, confiesa.

“Después llegó mi segunda hija (primera biológica), Arya, y fue el sentimiento más hermoso que he tenido en mi vida. Es la primera vez que sentí el amor incondicional”, señala el músico con humedecidos ojos, “recuerdo el día de su nacimiento en el quirófano, cuando me la pasaron para cargarla, empecé a hablarle y abrió sus ojos. Fue un flechazo instantáneo.

“Qué bueno que no se asustó cuando me vio porque fue lo primero que vio llegando a este mundo”, bromea, “y me abraza, y me dice que me ama mucho”.

Luis Rojas se queda pensativo. Cae en la cuenta de que con Arya tiene una conexión mágica.

“Con ella es muy diferente, siento que la conozco de otra vida físicamente, es mi clon. Somos muy iguales en carácter y en muchísimas cosas. Es como mi chicle. Siempre anda pegadita conmigo a todos lados. Ella es la que me cuida y me piropea, me da cartitas, me comparte siempre de su comida y muchas cosas más. Es muy especial mi conexión con ella, muy diferente.

“Con mi tercera hija, Ettienne, es hermoso jugar, aunque su personalidad es muy dura. Tiene un carácter muy fuerte y aguerrido, berrinchuda en pocas palabras” -sonríe- “pero con un corazón muy noble, y bueno, siempre defendiendo a sus hermanas mayores en los regaños o jugando”.

“Me gustan los rituales con ellas, hacerles desayuno, bañarlas, elegirles ropa, peinarlas, hacerles las colitas pegaditas, pegaditas, que no se les salgan cabellos… creo que ser papá es la responsabilidad más hermosa y linda que puede haber de todas las formas posibles, con ellas modulas tu carácter y tu visión de la vida, te cambia para bien, para mejorar.

“Día a día me esfuerzo por ser un buen ejemplo para ellas, creo que es la mejor manera de educarlas, con el ejemplo, con consejos y razón; siempre las apoyaré, trataré de hacer lo mejor posible para que sean exitosas y plenas en lo que decidan ser, y yo tener la satisfacción de que di lo mejor de mí para que fueran felices”, concluyó.