Kigali, Ruanda. – (Agencias) De acuerdo con el diario francés Le monde, el momento llegó. Veintisiete años después del genocidio de los tutsis en Ruanda, Emmanuel Macron pronunció su discurso en el Memorial Gisozi de Kigali, el jueves.
Macron hablo del papel de Francia en el terrible episodio del genocidio. Se inclinó ante los muertos, saludó a los sobrevivientes, designó a los verdugos pero sobre todo para reconocer la responsabilidad de Francia, escribe Le Monde.
Macron uso cuatro veces la palabra responsabilidad en la referencia al periodo entre 1990 y 1994, por el apoyo al régimen hutu, responsables del asesinato masivo de los tutsis.
Citando una «deuda con las víctimas»,el presidente francés expresó la esperanza de «salir de esta noche y volver a avanzar juntos».
«En este camino», agregó, «sólo aquellos que han pasado por la noche tal vez pueden perdonarnos, darnos el regalo y perdonarnos».
Responsabilidad pero no “culpable” o “complicidad, observó Le Monde El objetivo de Macron era sacar a Francia de la negación, pero no lanzar un ataque a su predecesor de entonces, el presidente François Mitterrand.
De ahí, a los errores ideológicos del Eliseo en ese momento, sobre el desarrollo de una jerarquía paralela entre la Presidencia y el Ejército sobre el terreno, o sobre el apoyo en armas entregadas a un régimen genocida.
“Los asesinos que atormentaban las marismas, las colinas, las iglesias no tenían la cara de Francia”, dijo Emmanuel Macron.
Y agregó, “No era cómplice. La sangre que fluía no deshonró sus armas ni las manos de sus soldados, que también vieron con sus ojos lo indescriptible, vendados de heridas y asfixiaron sus lágrimas”.
“Pero Francia tiene un papel, una historia y una responsabilidad política en Ruanda. Y tiene el deber: enfrentar la historia y reconocer la parte del sufrimiento que ha infligido al pueblo ruandés durante demasiado tiempo para guardar silencio sobre el examen de la verdad”, dijo el presidente.
El presidente y sus asesores en el largo vuelo nocturno a Kigali afinaron el discurso. La palabra “disculpas” fue eliminada, porque según la comitiva implica una petición de olvido, de borrar y cuenta nueva. A riesgo de no dejar rastro de una expresión poderosa y cristalina.
Lo que se busca es la reconciliación y que se arraigue a largo plazo. «El genocidio no desaparece. Es indeleble”, dijo el jefe de Estado en el Memorial. “Nunca tiene un fin”.
Poner en el pasado
Lógicamente, Macron puso la responsabilidad en el otoño de 1990 y el compromiso militar francés decidido por Mitterrand para frenar la ofensiva del Frente Patriótico Ruandés, presentado como una fuerza extranjera en manos ugandeses de habla inglés.
Se refirió a los esfuerzos “loables y valientes” de París, en apoyo a las negociaciones entre las naciones, que terminaron en los acuerdos de Arusha entre 1992 y 1993, que fueron “arrasados por la mecánica genocida”.
De acuerdo con Macron, el Ejecutivo en ese momento se equivocó al ignorar las advertencias recibidas. «Al ignorar las advertencias de los observadores más lúcidos, Francia asumió una responsabilidad aplastante en un engranaje que resultó en lo peor, a pesar de que precisamente estaba tratando de evitarlo».
Pero no solo fue el desprecio a las señales, sino también un apoyo militar activo al futuro régimen genocida.
Por último, Macron recordó la inacción de la comunidad internacional, entre abril y junio de 1994, mientras se cometía el genocidio contra los tutsis. «Todos hemos abandonado a cientos de miles de víctimas en este encierro infernal», dijo.
