Internacional

Manifestantes asaltan la residencia presidencial en Sri Lanka

Horas antes en la noche, el primer ministro Ranil Wickremesinghe ofreció renunciar para terminar los crecientes disturbios

Colombo, Sri Lanka. – (Agencias) El poder de una familia, que ha gobernado Sri Lanka durante dos décadas, parece que llega a su fin. Las protestas violentas que se han llevado a cabo los últimos días terminaron con el asalto violento a la residencia presidencial por miles de manifestantes quienes prendieron fuego a la casa del primer ministro. Como respuesta, Gotabaya Rajapaksa, el presidente del país dejará el poder el 13 de julio, según anuncio el presidente del Parlamento el sábado por la noche.

Si se realiza la partida del presidente, pondrá fin a la dinastía familiar que controló el país durante 20 años, sumiendo a Sri Lanka en un profundo declive económico, privaciones y finalmente el desorden, que culminó que el estallamiento salvaje de la turba el sábado.

El orador, Mahinda Yapa Abeywardena, dijo que Rajapaksa renunciará el miércoles para facilitar una transición de poder sin problemas. Rajapaksa, cuya renuncia fue forzada por los manifestantes enojados por la profundización de la crisis económica, había salido de la casa presidencial el viernes antes de las protestas planeadas y se desconocía su paradero. Muchos responsabilizan a su familia por la peor crisis económica del país en décadas.

El orador, emitiendo un llamamiento a la calma, pidió a los manifestantes que regresaran a sus casas y dejarán la violencia. Horas antes en la noche, el primer ministro Ranil Wickremesinghe ofreció renunciar para terminar los crecientes disturbios.

Sin embargo, la oferta del primer ministro no aplacó los ánimos de los manifestantes. A finales de la noche, la multitud irrumpió en la casa privada de Wickremesinghe y le prendieron fuego.  Para dispersar a la multitud, la policía disparó gases lacrimógenos y cargo contra las manifestantes agrediendo a todos a su paso, incluso a los periodistas que cubrían la manifestación frente a la residencia del prime ministro.

La partida de Rajapaksa después de meses de protestas sostenidas marcaría un final amargo para el largo control de la familia. Hasta hace poco, seis miembros del clan ocupaban posiciones de poder en el gobierno con Gotabaya como presidente y su hermano mayor, Mahinda, como primer ministro. En el pasado, los hermanos recuperaron en el poder luego de pérdidas electorales. Pero las escenas del sábado dan fe de un sentimiento público endurecido contra la familia.

Más temprano ese día, miles de personas que portaban la bandera amarilla y roja de Sri Lanka marcharon hacia la casa del presidente cantando “Gota, go home”. La policía disparó gases lacrimógenos para disuadir a los manifestantes. Pero pasaron por delante de los agentes de policía y rompieron las barricadas para llegar a la oficina y residencia del presidente. 

Los medios locales mostraban escenas de personas deambulando por la casa del presidente tomándose selfis o bañándose en la piscina. Otros se dirigieron a la cocina donde se les veía preparando alimentos. Otros se metieron al gimnasio del presidente, a probar las pesas mientras otros se subían a las andadoras.

Sri Lanka ha estado sumido durante meses en protestas callejeras contra el gobierno, y la del sábado fue la última expresión de coraje contra el presidente, quien se ha aferrado al poder incluso cuando su hermano fue derrocado como primer ministro en mayo.

“Estamos desesperados”, dijo Himantha Wickremerathne, una abogada de 34 años que se unió a las protestas. “Personas de todos los ámbitos de la vida se han unido con una intención: exigir que el presidente corrupto, que claramente no tiene un mandato, renuncie”. Yasas Ratnayake, otro manifestante, lo describió como un “momento histórico” para el país. “Nunca había visto algo así antes”, dijo.

Afuera de la imponente oficina presidencial, la multitud coreaba: “Pensaste que podías detenernos, pero aquí estamos”. La policía y las fuerzas de seguridad abandonaron sus puestos mientras los manifestantes se paraban sobre cañones de agua y vehículos policiales. Decenas de personas resultaron heridas en enfrentamientos a lo largo del día.