Camerón, Texas. – (Agencias) En la noche del 15 de febrero de 2007, en el condado de Camerón, en Texas, cinco agentes de la policía interrogaban a una madre mexicoamericana que sospechaban había matado a su hija de dos años. Desorientada y en una condición vulnerable, estaba embarazada de mellizos y en medio de la conmoción y dolor, Melissa Elizabeth Lucio era acosada por la policía. Había recibido la noticia, hacía dos horas, de que su hija menor, Mariah, había sido declarada muerta después de haber caído inconsciente.
De acuerdo con The Guardian, a los oficiales no les importó la vulnerabilidad de la sospechosa mientras continuaban interrogándola. Durante casi seis horas, que se alargaron hasta altas horas de la noche, los policías le aplicaron a Sra. Lucio la polémica «Técnica Reid», un controvertido método de interrogatorio que ha dado lugar a numerosas condenas injustas en los Estados Unidos.
Siguiendo lo señalado en este método, los oficiales acercaron sus rostros a centímetros de la Sra. Lucio, casi escupiéndole, le gritaban: “¡Tienes que saber lo que le ha pasado a tu hija!”. Le dijeron que tenían “muchas pruebas de que era culpable” de la muerte y la obligaron a ver fotografías del cuerpo sin vida de la niña.
Poco después, cambiaron abruptamente de tono, como indica el método Reid . Le aseguraron que podía “poner fina a esto” con un tono suave, si solo confesaba haber causado la muerte del niño. La Sra. Lucio había insistido más de cien veces que era inocente esa noche. Finalmente, después de más de cinco horas extenuantes, llegó el punto de quiebre de Melissa Lucio. Comenzó a repetir las frases que los investigadores efectivamente le habían enseñado a decir: “No sé lo que quieren que les diga”, les dijo. “Soy responsable de eso… Supongo que lo hice”. Estas palabras forzadas fueron presentadas como prueba central en el posterior juicio a la Sra. Lucio.
La nueva información
Una creciente información, gran parte de la cual nunca se escuchó en el juicio, parte de ella fue suprimida de manera insistente por los fiscales, señala hacia una conclusión muy diferente. Mariah no fue golpeada hasta la muerte por su madre como insistieron los agentes de la policía; ella murió de las heridas internas producidas por una caída accidental.
Conforme se acerca la fecha fatal de la ejecución, la preocupación de que una mujer inocente esté a punto de ser enviada a la cámara de la muerte ha llegado a un punto álgido en el estado. Un grupo heterodoxo de personas se han unido para pedir que se retrase la ejecución, en una explosión de solidaridad que rara vez se ha visto con esta intensidad en Texas.
“Hay tantas capas de injusticia aquí que ha atraído el apoyo de aliados poco probables. Las personas que creen firmemente en la pena de muerte están hablando porque les preocupa que este caso haya ido terriblemente mal”, dijo Sandra Babcock, miembro del equipo de defensa de Lucio y profesora de la facultad de derecho de Cornell.
Entre los que se han unido para pedir la suspensión de la ejecución se encuentran 103 legisladores de ambos partidos del Congreso de Texas, incluidos 32 representantes y ocho senadores locales republicanos. Esto es una gran sorpresa y una muestra extraordinaria de apoyo a esta causa para un Congreso tan tóxicamente dividido.
Otros que se han unido han sido cientos de organismos religiosos, grupos de defensa de las mujeres y la violencia doméstica, celebridades como Kim Kardashian para pedir al gobernador republicanos Greg Abbott y a la Junta de Indultos del estado que intervengan. En 2020, fue estrenado un documental “The State of Texas vs. Melissa”, sobre el caso.
Además, cinco miembros del jurado que condenaron a la Sra. Lucio pidieron un indulto, argumentando que si hubieran sabido en ese momento la información que ha surgido desde entonces, el resultado hubiera sido diferente.
Los errores.
En la petición de aplazamiento y un nuevo juicio de 266 páginas, publicada esta semana, se exponen los muchos errores que se encuentran detrás de la sentencia de muerte de Melissa Lucio. Los abogados de la prisionera han comenzado a estudiar la gran cantidad de evidencia de que Mariah murió por un accidente en lugar de un brutal asesinato.
Mientras Melissa Lucio era interrogada por los agentes de la policía, en un cuarto aparte, algunos de sus nueve hijos también eran interrogados. Los hijos les dijeron a los agentes que su madre nunca había sido violenta o abusiva de ninguna forma. Los niños también declararon que dos días antes de que muriera Mariah, habían visto a su hermana caer de una empinada escalera en el exterior de la casa que estaba rentando. La Sra. Lucio encontró a la niña llorando al pie de la escalera.
Ninguno de esos testimonios, que podrán haber respaldado el diagnóstico de una lesión cerebral intensa causada por la caída, se presentaron en el juicio. Tampoco el jurado escuchó que Mariah tenía un historial médico que señalaba su dificultad para caminar resultado de caídas previas documentadas.
Dos días después de la caída por la escalera exterior, Mariah se desvaneció y dejó de respirar. Melissa Lucio llamó al 911. Cuando los paramédicos llegaron, intentaron revivir a la niña, pero murió antes de llegar al hospital.
De acuerdo con la declaración de Babcock a The Guardian, la policía, el fiscal y los testigos expertos cometieron una secuencia de errores surgidos de la misma fuente: una lectura inicial errónea de la condición mental de la sospechosa. Melissa Lucio creció en una familia extremadamente pobre y con serios problemas en Lubbock, Texas. Ella había sido objeto de una agresión sexual desde los seis años y a los 16, siendo una niña, se había caso en un intento de escapar del abuso.
Sin embargo, siguieron años de violencia doméstica. Sus experiencias acumuladas, nunca conocidas por el jurado, la hicieron singularmente vulnerable a una confesión en un interrogatorio coercitivo. También ayudaba a explicar el desconcierto de lo socorristas cuando llegaron a su casa después de responder al 911. La encontraron en posición fetal en el suelo, sin signos de emoción o llanto. Babcock dijo que esa era la postura clásica de una víctima de violencia doméstica provocada por un evento traumático. “Estaba entumecida, en estado de shock, se estaba disociando”.
Pero para los oficiales de policía y otros socorristas, se presentó como una persona insensible y despiadada que parecía indiferente a la muerte de su hijo. “Vieron a una mujer que no encajaba en su modelo de cómo debe comportarse una madre en duelo, e inmediatamente llegaron a la conclusión de que se trataba de una mujer que tenía algo que ocultar”.
La conclusión.
La Dra. Janice Ophoven, la patóloga forense pediátrica que revisó los materiales de Melissa Lucio concluyó: «La investigación sobre la muerte de Mariah parece haber tenido muchos prejuicios… y crea un riesgo de [un] grave error judicial en este caso».
Esta semana, Melissa Lucio fue puesta en “vigilancia de ejecución”, un sistema de vigilancia de 24 horas al que están sujetos todos los condenados a muerte en Texas en los últimos siete días antes de la ejecución.
