Opinión

Metamorfosis

La vida me ha llevado por varios senderos, en los cuales, he disfrutado cada recorrido con sus respectivas escalas.
Vivir, es un deleite, una experiencia única, donde tú creas gran parte de tus éxitos, aunque hay que considerar que el destino también influye. Leí en un libro de Jorge Bucay esta aseveración: “ el destino juega su parte”, y, vaya que he visto cómo juega, de pronto, modifica todos los planes, debiendo hacer ajustes sobre la marcha.

En este extraordinario viaje por la vida, he conocido casos increíbles, de personas que han sufrido más que cambios en su persona,  han tenido una metamorfosis cuando  escalan peldaños en lo político, laboral o sindical. Señalaba un amigo que ha visto a muchos ascender:  “ hay  gente a la que le dan un puesto  y, luego de decir Si, Protesto! , cuando termina de bajar la mano, ya es otra”. Me dio risa, después, supe que tenía razón . También, es muy conocida esa frase de “dale poder y lo conocerás realmente”. Esta semana leí lo siguiente, aludiendo a lo mismo: “apenas  se sentó en la silla ( del poder) y transparentó lo que realmente es, lo que en realidad siente y piensa “.

En esa metamorfosis, la cual es imposible de pasar desapercibida para todo mundo , pareciera que quien lo vive, es el único ser que no lo quiere aceptar y realmente no lo acepta jamás. La metamorfosis suele iniciar con cambios en sus actitudes, en sus gustos, ahora cambia de restaurantes, de marca de ropa, de bebidas, camina diferente. Después, prefiere rodearse sólo de  aquellos que le aplauden todo (aunque solo vierta comentarios banales). Los aplausos y halagos le seducen, lo envuelven, alimentan su ego y así, sigue encontrando “argumentos “ para seguir creyendo que “es el más grande”.

Cuando los amigos tratan de darle un consejo, de hacer que se reencuentre así mismo, no son escuchados , pues no seducen las verdades  como los falsos halagos y los fuertes aplausos. Después, los amigos, son marginados, ya  no merecen la amistad del triunfador, son molestos, incómodos ( la verdad suele incomodar a quien vivió la metamorfosis),  ya no lo merecen, a tal grado que es preferible  no oír más sus “ sermones”.

Todos se vuelven pequeños e insignificantes. Ya no existe nadie grande, solo él mismo. La felicidad (falsa), ahora radica en dar órdenes, llamar la atención, sancionar, dar ascensos, quitar puestos y facultades, en sentir que brillas más que el propio sol y que das más luz que la luna, sentirte  poderoso.

El narcisismo es otra característica que acompaña esa metamorfosis, te sientes el más atractivo y seductor.
Te sales de  la realidad y creas un mundo aparte, donde solo tienen cabida desde luego  tú, siempre tú, otra vez tú y, todos aquellos que estén dispuestos a dejar su dignidad para aplaudir hasta los comentarios más pueriles del triunfador y competir  para expresar  más halagos que los demás.

La metamorfosis lleva a creer que el puesto será eterno, que los aplaudidores y halagadores  estarán eternamente ahí al lado y que los amigos, estarán esperando desesperados, con ansias a que les llames para correr a tu lado.
 Al final, te  darás  cuenta que no es así. Los primeros correrán con sus aplausos y halagos para brindarlos al  nuevo triunfador. Los segundos, seguramente estarán charlando, conviviendo felices, degustando y disfrutando  un buen café o bien , una copa de vino, pero sobre todo, disfrutando de la amistad entre ellos, apoyándose, dándose consejos, disfrutando del privilegio de tener amigos, disfrutando de lo más bello que pueda existir, de la vida misma y de la felicidad.

También conozco a amigos que han escalado, han  subido y se han mantenido, otros volvieron a bajar, todos ellos con humildad y mucha sapiencia, siempre conscientes de que hay cosas pasajeras en la vida, como dice el título de un libro de Paulo Coelho , ser como el río que fluye.

Esa humildad los hace grandes, los honra para siempre y con ello, honran a sus padres. A ustedes, con respeto, les dedico este escrito.