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“Mi mensaje se malinterpretó”

“Se malinterpretó, yo estaba predicando sobre la dignidad y los derechos de la familia, hombres, mujeres y niños, de la importancia de la vida y salió el ejemplo de por qué matamos a los niños que no se pueden defender y dejamos libres a los asesinos que sí se pueden defender”.

En rueda de prensa, el sacerdote Lázaro Hernández Soto, habló del mensaje que dio el domingo en su homilía, el domingo en la parroquia San Juan Bautista de La Salle.

El presbítero reconoció que el ejemplo pudo haber sido punzante, aunque el propósito era la reflexión, pero escucharlo de parte de un religioso, provocó escándalo.

El párroco estuvo acompañado por el Vicario de la Diócesis de Saltillo, Jorge Salvador Guzmán Cortés, así como por el Padre Néstor Martínez, encargado de la Pastoral bíblica y Pastoral de multitudes.

 “Como sociedad estamos adormecidos, y acostumbrados a una cultura de muerte más que de vida” lamentó el Vicario.

Por su parte el Padre Néstor, manifestó que una de las tareas es despertar conciencias y el mismo Jesús lo hacía utilizando elementos retóricos.

Nosotros nos preparamos con elementos retóricos a veces muy elevados, hubo momentos en que Jesús les dijo sepulcros blanqueados a los fariseos y en los momentos que estamos viviendo necesitamos despertar las conciencias, nunca con afán de ofender, pero sí de sacudir”.

El Vicario recalcó que uno de los principios del catolicismo es no matar y eso implica la defensa de la vida en todas las etapas.

Y si nos vamos a este argumento teológico, -agregó- Dios quiso que su Hijo se gestara nueve meses en el vientre de una mujer y consideramos que no hay persona más extraordinaria sobre la faz de la tierra que la mujer, porque Dios eligió a una como Madre”.

El Vicario compartió una parte de la postura de los Obispos en México, la cual dice lo siguiente:

 “Los obispos de México habiendo  estudiado la resolución que se dio y los argumentos expuestos el 6 y 7 de septiembre, consideran que los problemas que enfrentan las mujeres y el estatuto jurídico del concebido no nacido es un tema muy complejo con aristas filosóficas, antropológicas, científicas y éticas que no se pueden reducir a un asunto judicial.

Sigue el diálogo y con dolor y consternación la Iglesia ha expresado que es imprescindible todos los actores sociales sin apegos a posiciones políticas nos involucremos en una nueva reflexión de este tema que tiene muchos factores”.

IGLESIA A FAVOR DE LA VIDA

Así mismo, resaltó que la iglesia está a favor de la mujer pero también a favor de la vida.

“Sabemos que fue fuerte el ejemplo de feminicidio que puso el Padre, pero el asunto es que si queremos resolver el problema de derechos partiendo de privar de la vida a un ser indefenso, esta exigencia es desproporcionada”.

Manifestó que la discusión debería ser, ¿qué está haciendo cada institución para dar seguridad y un marco legal a las mujeres? a fin de que no se sientan orilladas a tomar una decisión así.

“Sabemos lo que implica para una madre buscar el bien de sus hijas y de sus hijas y del dolor que lleva tomar una decisión así, son temas que no estamos abordando y lo que hacemos es tratar de dar una solución legal fácil, cuando el problema de fondo es mucho mayor, los temas no se pueden reducir a leyes homicidas”.

Mencionó que de lo que no se habla es del acompañamiento que da la Iglesia las mujeres en proceso de tomar una decisión, para ayudarles a decidir en el bien de ambos (madre y bebé) y recalcó que no se le niega el acompañamiento a una mujer que ya pasó por ese proceso tan doloroso y con secuelas emocionales y psicológicas.

“Porque ya conocemos y estamos de cerca con el drama de las mujeres, queremos que tomen conciencia y que sepan que no necesariamente es la decisión más feliz ni ayudará a que la sociedad mejore, el hecho de terminar con el embarazo es ejercer violencia no solo contra el producto que es un ser humano, sino contra la misma mujer, porque es un proceso invasivo”.

“Si queremos una sociedad más humanizadora, tenemos que tomar decisiones a favor del respeto de la dignidad de las personas”.