Es de pena ajena el comportamiento de las personas encargadas de abrir el portón de la clínica del ISSSTE, en Saltillo, Coahuila.
De manera grosera, provocadora y prepotente, retan a los representantes de los medios de comunicación que acuden a la entrada de este nosocomio hacer su trabajo de levantar los testimonios de la falta de medicamentos que prevalece en esta institución médica, pese a que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirma que no hay desabasto.
Interrumpen las entrevistas, son burlones y amenazan con hablar a una unidad para que se lleven a los reporteros.
Al contestarles que es nuestro trabajo, y que pueden hablarle a la policía ya que es su derecho, contestan con agresiones y palabras altisonantes, además de amenazar que no son policías a quienes les van a hablar, sino a gente peligrosa con quien tienen amistad.
Aparentemente tienen capacitación para estar ahí, y eso les piden sus superiores: que amenacen con tener “amistad” con gente peligrosa y buscar pleito con quienes hacemos nuestro trabajo.
No se entiende la actitud de estas personas, particularmente del más joven de ellos, quien buscaba arreglar a golpes el que estuviéramos en el lugar; aun así pudimos obtener los testimonios de la falta de medicamentos en esta clínica.