Muere Larry Flint, famoso creador de la revista pornográfica Hustler

Los Ángeles, California. – (Agencias) La Primera Enmienda en los Estados Unidos es quizá uno de los pilares más sólidos de la maltratada democracia estadounidense. Refugio de incontables escritores, fotógrafos, editores y uno que otro político.

Y quien sin duda usó cada parte de la enmienda, fue Larry Flint, famoso creador de la revista pornográfica Hustler, y autoproclamado el defensor de las libertades.

Larry Flynt falleció hoy, 10 de febrero, en su casa de Los Ángeles. Tenía 78 años. Su hermano Jimmy informó de su muerte sin dar a conocer las causas.

Demandado en múltiples ocasiones, procesado, encarcelado, amordazado en la Corte por una demostración obscena y, en 1978, fusilado y paralizado por un asesino novato, Flint se enriqueció con la controversia.

Después de ser balaceado, Flint usó una silla de ruedas chapeada en oro y forrado de terciopelo, de acuerdo con sus especificaciones.

En una historia de éxito como pocos otros, este muchacho de noveno grado del este de Kentucky, utilizó una inteligencia callejera y un instinto valiente de negocios, de acuerdo con The Washington Post.

Convirtió una cadena de bares en mal estado de Ohio en un imperio de 100 millones de dólares de una revista de desnudos, un casino en Swank, en los suburbios de Los Ángeles, una tienda de sexo en línea y otras empresas.

Hustler, cuya circulación alcanzó los 2 millones a finales de los setenta, metió su nariz entre las revistas pornográficas más elegantes como Playboy y Penthouse.

Flynt ofreció con orgullo a Hustler, como una alternativa con su desnudez frontal, cruda, de hombres y mujeres, y una explosión sarcástica de caricaturas.

Una vez le dijo a un entrevistador, “Playboy y Penthouse estaban mostrando pornografía como arte, con el aerógrafo y el lente suave. Me di cuenta de que, si nos volvíamos más explícitos, podríamos obtener una gran tajada de ese mercado. Sentí que el sexo crudo era lo que los hombres querían. Yo tenía razón”.

Flynt generaba reacciones encontradas. Era celebrado o vilipendiado. Sus desatinos pornográficos, causaban un escandalo

Sus fotografías de genitales femeninos de cerca, violación en grupo, esclavitud, zoofilia, mutilación y, lo más famoso, una mujer desnuda siendo puesta a través de una trituradora de carne en la portada del Hustler de junio de 1978,

Le generaban deleite con el jadeo que producía en la nación su desatino pornográfico. Gloria Steinem, la gran feminista lo calificó de “pornógrafo violento y sádico”.

Los devotos de la Primera Enmienda lo abrazaron como «el Horatio Alger de la revolución sexual», como lo declaró alguna vez un artículo del New York Times.

Su vida fue llevada a los libros, incluyendo una autobiografía y una película, “The People vs. Larry Flynt” (1996)

Su vida a cuadros generó varios libros, incluyendo una autobiografía, y una película, «The People vs Larry Flynt» (1996), dirigida por Milos Forman, coproducida por Oliver Stone y protagonizada por Woody Harrelson en el papel principal.

Aunque la película fue bien recibida, los críticos se quejaron de que suavizaba los aspectos más duros de la carrera de Flynt y las opiniones hacia las mujeres.

Flint siempre presentó una personalidad pública contrastante. Se opuso a la pena de muerte. Favoreció el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Se pronunció en contra de la invasión estadounidense de Irak en 2003. Publicó numerosas publicaciones periódicas no pornográficas.

Y creó una fundación privada que contribuye a la investigación en lesiones de la médula espinal, abuso infantil y violencia juvenil.

Flynt fue demandado por el tele evangelista conservador Jerry Falwell en 1983 por 45 millones de dólares, en su caso judicial más famoso, después de publicar en la revista Hustler un anuncio satírico del licor Campari que representada una entrevista con el predicador jactándose de haber tenido sexo con su madre estando borracho en una casa.

El caso finalmente llegó a la Corte Suprema en 1988, que rechazó por unanimidad la afirmación de Falwell de que tenía derecho a una compensación económica por una parodia calculada para infligir burla y angustia emocional.

El tribunal sostuvo que incluso un discurso evidentemente ofensivo dirigido a «figuras públicas» como Falwell estaba protegido constitucionalmente por la Primera Enmienda, siempre y cuando no pretendiera ser fáctico.