Roma, Italia. – (Agencias) Paolo Gabriele, el ex mayordomo del papa Benedicto XVI, quien fue condenado por filtrar documentos secretos que robó del Vaticano a un periodista, estallando el escandalo conocido como el “Vatileaks”, falleció el martes pasado en Roma a la edad de 54 años.
De acuerdo con el Vaticano, su muerte se produjo después de convalecer durante mucho tiempo de una enfermedad. Sin embargo, no se informó las causas del fallecimiento.
Gabriele empezó a robar documentos del Palacio Apostólico cuando llevaba seis años trabajando en el Vaticano, según confesó en 2012. De acuerdo con la confesión, los documentos sustraídos de la residencia ornamentada del Papa los filtró al periodista italiano Gianluigi Nuzzi.
Nuzzi, en un programa de televisión y en un libro, denunció el amiguismo y la corrupción dentro de los muros secretos del Vaticano.
Según The NYTimes, algunos documentos sugieren que el poder dentro del Vaticano se juega entre facciones. También mostraban la mala gestión de la administración, exponiendo denuncias de corrupción y mal manejo de las finanzas del Vaticano.
Los documentos mostraban a una institución dividida y ofrecía una visión sombría del Vaticano.
Gabriele fue detenido dos semanas después de la publicación del libro de Nuzzi, “Su Santidad: Los papeles secretos de Benedicto XVI”. Se le encontraron cientos de documentos robados en su departamento, dentro del Vaticano.
Paso dos meses en las celdas del Vaticano hasta que fue liberado y arrestado de nueva cuenta en su casa.
Gabriele dijo que había robado los documentos porque creía que Benedicto XVI no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. En su declaración ante el jurado, dijo que quería hacer “un gran escándalo” en los medios para que la Iglesia volviera a su “camino”.
Dijo que Benedicto XVI le preguntaba a menudo sobre temas específicos y que la naturaleza de la pregunta le indicaban que el Papa estaba mal informado. Estaba convencido que “el Espíritu Santo” lo guio a cometer esos robos.
«Viendo el mal y la corrupción en todas partes de la iglesia, finalmente llegué a un punto de degeneración, un punto de no retorno, y ya no podía controlarme a mí mismo», dijo.
/arc-photo-larazon.s3.amazonaws.com/eu-central-1-prod/public/H7JQ4ORZLJGD3AGM2FJFJFZE4E.jpg)
Gabriele fue condenado a 18 meses de prisión por robo y divulgación de documentos clasificados, en octubre de 2012.
Benedicto XVI, como era de esperarse, lo indultó unas semanas después, a tiempo para que Gabriele pasara Navidad con sus tres hijos y su esposa que le sobreviven.
Unos meses más tarde, Benedicto XVI, de 85 años, se convirtió en el primer Papa en renunciar a su cargo.
Según algunos observadores del Vaticano, Gabriele fue un chivo expiatorio de un influyente grupo dentro de la Iglesia que estaba atrás de las filtraciones, pero cuyas identidades fueron cubiertas.
Gabriele creció en Roma, donde estudió bellas artes en la escuela secundaria. Trabajo durante años en la Secretaria de Estado, el departamento que gobierna la pequeña ciudad-estado del Vaticano.
Después de ser indultado, Gabriele trabajó para una asociación que apoya a las familias de los pacientes del Hospital Pediátrico Bambino Gesu, propiedad del Vaticano.
El sacerdote Federico Lombardi, que fue portavoz de Benedicto XVI, dijo después de su muerte a la agencia de noticias italiana Adnkronos, que había tenido “una buena relación” con Gabriele, aunque “superficial”.
«Lo que sucedió siguió siendo un misterio para mí», dijo el Padre Lombardi. «No pude ver cómo justificar esa entrega de documentos, extremadamente grave».
