Internacional

Nuevo baño de sangre en cárcel de Ecuador deja 44 muertos

La masacre se ha convertido en la más grande registrada en lo que va del año. La última ocurrió apenas hace un mes, en la cárcel de la ciudad de Cuenca, al sur del país, donde murieron 20 reclusos

Quito, Ecuador. – (Agencias) De nueva cuenta, un baño de sangre en una cárcel del Ecuador muestra que la crisis carcelaria que golpea al país esta lejos de terminar. Al menos 44 reclusos de la prisión de Santo Domingo de los Tsáchilas fueron asesinados brutalmente durante un motín

La masacre se ha convertido en la más grande registrada en lo que va del año. La última ocurrió apenas hace un mes, en la cárcel de la ciudad de Cuenca, al sur del país, donde murieron 20 reclusos.

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Ambos episodios tienen detrás a las mismas bandas rivales, según afirmó el ministro del Interior, Patricio Carrillo, en una rueda de prensa. La banda llamada «Los Lobos» es la supuesta causante de estas masacres tras atacar a un grupo disidente que se hace llamar los «R7». 

En las redes sociales comenzaron a circular imágenes que revelaban la barbarie vivida en el centro penitenciario de Bellavista, donde se aprecia una pila de cuerpos semidesnudos, algunos de ellos mutilados y sin cabeza, sobre charcos y sangre en todas las direcciones.

También se supo que al menos 220 reclusos lograron fugarse. Hasta el momento, las autoridades ecuatorianas han podido recapturar a 112 de ellos, según informes de los medios locales.

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Entre tanto, el presidente Guillermo Lasso, que se encuentra de visita oficial en Israel, aseguró que su política contra la violencia carcelaria y su lucha contra las mafias no se detendrán, y ordenó el traslado de los presuntos responsables de la matanza a prisiones de máxima seguridad.

“No daremos el brazo a torcer ante las mafias. Nuestro compromiso por recuperar el orden en las cárceles es firme. Una muestra de aquello es el trabajo que lleva a cabo el ministerio del Interior y la Policía con el traslado inmediato de 6 PPL cabecillas de bandas criminales”, dijo Guillermo Lasso, Presidente de Ecuador, a través de su cuenta oficial de Twitter.

Justamente antes de la masacre, Lasso presumía de que en los tres primeros meses de 2022 apenas habían fallecido ocho presos en las cárceles ecuatorianas, y que las muertes intracarcelarias se habían reducido más del 90 % sobre el año anterior, cifras que saltaron por los aires con las dos últimas matanzas. 

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Una violencia desbocada

Mientras tanto, a las afuera de la prisión, los familiares de los reclusos se concentraban para obtener alguna noticia de sus familiares. Denunciaron que los enfrentamientos entre las bandas son recurrentes y que el Gobierno se queda “con los brazos cruzados”.

«Porque él es el máximo corrupto (el Gobierno). Por eso se están matando nuestros presos allá adentro. ¿Por qué el gobierno no hace nada? Está con las manos cruzadas. Está negociando, ¿negociando qué? ¡Más dinero para él! Y los pobres que se mueran de hambre… son delincuentes porque salen a la calle y no tienen trabajo. Nadie les da. Nosotros estamos muriendo de hambre. Todo está caro. ¿Qué hace el gobierno? Vaciándose. ¿Y qué hacemos nosotros acá agarrados de manos?», gritaba Irene Salazar, una de las tantas mujeres apostadas en la entrada. 

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Estas bandas criminales también son presuntamente las causantes de la creciente violencia que se vive en la costa de Ecuador por el control del narcotráfico y la exportación principalmente de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.

En respuesta a esta espiral de violencia, el Gobierno de Lasso decretó el estado de excepción en tres provincias y anunció la contratación de 1,400 nuevos agentes penitenciarios, el otorgamiento de alrededor de 5,000 indultos a presos condenados por delitos menores y el desarrollo de la primera política del país de derechos humanos para la población penitenciaria.