LocalOpinión

Ojo de Agua

Sólo esperamos que no todos pretendan ir el mero día 12 del mes, provocando riesgos de contagio.

Ojo de agua, o agua de ojo se nos hace, amigos y amigas, al reflexionar que este es el último mes ya de 2020 y, cuando hace un año hacíamos chistes del llamado coronavirus, hoy entendemos que esto no era una broma y que la pandemia cobró vidas y cambió la agenda política, religiosa y de toda la sociedad, ya que se volvió una primera necesidad la salud y combatir al Covid-19.

Es muy lamentable que a nivel nacional la pandemia se trató de minimizar, pues el presidente de la República la vio como algo negativo para la popularidad de su gobierno, en lugar de una amenaza para la sociedad.

El resultado a nivel mundial es vergonzoso, pues de 53 potencias económicas evaluadas para saber cómo manejaron esta contingencia, México se quedó en el último lugar, evidenciando las malas decisiones tomadas por Andrés Manuel López Obrador para su combate.

En Coahuila se tomaron otras medidas, y dentro del informe del gobernador Miguel Riquelme Solís queda claro que la salud y el acometimiento a la pandemia en este estado fue prioridad.

Así es, la agenda política cambió y se trabajó en el tema sanitario, seguridad pública e infraestructura, donde Riquelme Solís se convirtió en un buen ejemplo que incluso tomaron otros gobernadores y los alcaldes de nuestro estado, pero el gobierno Federal lo ve distinto.

Pero nadie está exento y la pandemia provocó cambios hasta en las agendas religiosas.

Por ejemplo, no hubo gran festejo de la fiesta patronal del 6 de agosto, de San Francisco o de San Judas en la capital de Coahuila, y ahora hasta para la Virgen de Guadalupe se tendrá que cambiar su festejo que año con año se realiza en su Santuario.

Así, se decidió que la imagen fuera expuesta en la parte exterior del templo para que las personas desde el pasado jueves 3 de diciembre pasaran a verla a distancia, con un operativo sanitario en el lugar.

Sólo esperamos que no todos pretendan ir el mero día 12 del mes, provocando riesgos de contagio.

Luego de ver en estos recientes días cómo estuvieron atiborradas las calles del centro en Saltillo nos damos cuenta de que la pandemia cambió la agenda política y religiosa, aunque a la sociedad tal parece que nos sigue valiendo cacahuates de posadas navideñas.