Nador, Marruecos. – (Agencias) Después de la conmoción causada por el número de muertos en el intento de más de 2,000 migrantes, principalmente subsaharianos y sudaneses, de saltar por la fuerza la alambrada que guarda la frontera española con Marruecos, las autoridades de la ciudad marroquí de Nador, la ciudad que está al otro lado de Melilla, la ciudad española, han comenzado a organizar el entierro de las víctimas fatales.
En una imagen publicada en la mañana del domingo en la cuenta oficial de Twitter y Facebook de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), desde una colina cercana al cementerio de Sidi Salem, en Nador, se puede observar a un grupo de operarios cavando tumbas. De acuerdo con las ONG, el total de fallecidos fue de 37 personas, mientras que las autoridades marroquíes las redujo a 23.
«Un verdadero escándalo», ha afirmado la AMDH. Esta organización denunciaba que las autoridades de Nador estaban cavando «16 tumbas para enterrar a algunos de los migrantes que murieron el ‘Viernes Negro’ en la frontera, sin esperar los resultados de una investigación, sin una autopsia, sin ninguna identificación. Las autoridades tratan rápidamente de ocultar el desastre que hemos vivido».
El entierro está previsto que se celebre este lunes, según ha sabido la AMDH, que el pasado sábado ya había advertido «contra cualquier intento de ordenar el entierro rápido» por parte de Marruecos «de los migrantes subsaharianos y sudaneses fallecidos sin la apertura de una investigación global, rápida y seria para determinar responsabilidades y deficiencias».
El sábado, todavía la morgue albergaba varios de los 37 cuerpos de las personas que las ONG aseguran murieron el pasado viernes en su intento de cruzar a la fuerza la valla fronteriza de Melilla, ciudad española que colinda con Nador.
Casi bajo el quicio de la puerta se puede ver a dos de ellos. La iluminación es escasa, pero suficiente. A uno se le ve todavía vestido de cuerpo entero. Es un chico de no más de 30 años. Sus brazos cuelgan por los lados de la camilla sobre la que está tendido sin vida. Se le puede ver una gran herida en la frente y un fuerte golpe en el pómulo derecho.
A cinco metros de la puerta de la avejentada morgue de Nador, el olor ya resulta nauseabundo. A dos es casi irrespirable. Seis camillas llenas de goterones secos de sangre atraen la atención de una multitud de moscas. Junto a una de ellas se apilan varias bolsas negras de basura. Hace un calor pesado que adormece, así lo describió el corresponsal del diario español El Mundo.
