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Pacto con la vida

“El deseo de alcanzar las estrellas,  es ambicioso. El deseo de llegar al corazón, es sabio”. Maya Angelou.

Caminaba por la calle, la seriedad se plasmaba en mi rostro, como casi siempre. Pensaba y analizaba mi contexto, generalmente esa era mi rutina. Parecía un día ordinario de octubre, más, al dar vuelta en la esquina, la vi y quedé embelesado, fue  amor a primera vista, dirían los poetas idealistas. Era una bella dama, elegante, su vestido largo color azul rey, zapatos blancos con altos tacones, bolsa bonita, color blanca con vivos azules. Su cabello cabello bien planchado u esos ojos inolvidables color miel. Su charla era elocuente, mostrando amplia cultura y conocimientos universales, profundos. Sin embargo, era sencilla, pero un detalle, nunca perdía la elegancia.

Me enamoré al instante  y de manera irracional, como siempre  soñé hacerlo. Con mi mirada le gritaba que la amaba. Paseamos y fuimos a comer. Le regalé 24 rosas rojas, cada pétalo le decía que la amaba. Conocí la sonrisa más bella del universo, verla sonreír, era como ir al cielo, darle un abrazo a Dios y regresar esquivando las estrellas, con infinita paz en el alma. No cabe duda, su sonrisa era la magia más pura jamás conocida en la tierra. Sonreía u al unísono las aves entonaban sus bellos cánticos. Al asomarte a través de sus bellos ojos, se podía contemplar el paraíso lleno de mil arcoíris.

Su voz era serena e impregnada de sabiduría. Erguida, bella, pero sencilla y sincera. Tomamos cuatro copas de vino tinto, charlamos con la profundidad debida. No quería que el tiempo pasara, pero eso, todos sabemos que es inevitable.
Cual caballero ante una dama, le besé la mano derecha. Pagué la cuenta y nos retiramos tomados de la mano.

Caminamos por un parque. Todo el contexto era romántico. Ella elevó su mirada al cielo, contempló las estrellas y a la luna, suspiró profundamente y me dijo mirándome a los ojos, dejándome encantado : no siquiera preguntarte mi nombre, me llamo Vida, no fue coincidencia nuestro encuentro, te esperé a que dieras vuelta en la esquina de esa calle.

Quiero que escribas esta historia y que le digas a la humanidad que la amo con todo mi corazón, que pacto en este instante, que en todo el 2022, les sonreiré cada vez que me sonrían, que corresponderé a su amor, a su bondad, a su buena fe, a su gallardía y a sus bendiciones.

Nos dimos un largo abrazo y nos dijimos: hasta siempre!
La vida, susurró a mi oído: dile a las mujeres  y a los hombres, que se atrevan a amar, que perdonen, que luchen por triunfar y sobre todo, me dijo, que no dejen de soñar.

Tomé cortésmente su mano y deposité un beso en la misma, sonrío sonrojada y se alejó caminando elegantemente, escuchándose entre la noche, el eco producido por sus tacones. Al llegar a la esquina, antes de dar vuelta, giró su cabeza hacia mi, hasta donde la seguía con la mirada, guiñó su ojo izquierdo, sonrió y mandó un beso y bendiciones para toda la humanidad.

Amo a la Vida hasta más allá de la muerte.

“ Las cosas simples, son las más extraordinarias y solo los sabios pueden verlas”
Paulo Coelho.

Feliz Año 2022!!!
Abraza a la Vida y enamórate de ella…