Riad, Arabia Saudita. – (Agencias) Este sábado comenzó la Cumbre del Grupo de los 20 países más ricos (G-20) de manera virtual. La Pandemia y la caída económica que produjo fueron los temas centrales de la reunión.
En reunión privada de los 19 jefes de los países más ricos del mundo y la Unión Europea, teniendo como anfitrión a Arabia Saudita, se debatió sobre la forma de garantizar la distribución equitativa de las vacunas y la recuperación de la economía de los países pobres golpeados por la pandemia.
El anfitrión, el rey Salman de Arabia Saudita, de 84 años, dijo en su discurso de apertura: “debemos trabajar para crear las condiciones para un acceso asequible y equitativo a estas herramientas (vacunas) para todos los pueblos”. «Al mismo tiempo, debemos prepararnos mejor para cualquier pandemia futura».
Los niveles de contagio alcanzados por la pandemia, que ha matado a más de 1,3 millones de personas, han roto todas las especulaciones. El promedio diario durante la última semana de nuevos contagios superó los 578,000 personas. El doble que hace dos meses.
Durante la mitad del año cayeron las principales economías. Despues vino una mejora en verano, pero volvió a caer después de una nueva ola de contagios. Los cierres de empresas, el desempleo, la educación interrumpida y el aumento de la pobreza mundial, posiblemente perduren durante años.
Un día antes de la Cumbre, desde Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió a los dirigentes de las naciones desarrolladas que se asegure que la vacunas se ponga a disposición de todo el mundo, no solo en los países ricos que ya reservaron gran parte de la fabricación de las vacunas.
Dijo que se necesitarían 28,000 millones de dólares para alcanzar ese objetivo, además de los 10.000 millones de dólares ya invertidos.
«Esta financiación es fundamental para la fabricación en masa, la adquisición y la entrega de nuevas vacunas y herramientas Covid-19 en todo el mundo», dijo Guterres. «Los países del G20 tienen los recursos».
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participó brevemente en la cumbre. No fue incluido como participante en un evento paralelo sobre la preparación de acciones contra la pandemia. En su lugar, continuo con su rutina de publicar afirmaciones de fraude en Twitter y prefirió dirigirse a su club de golf en Virginia.
La Cumbre cambió por la pandemia. Redujo el evento que se suponía permitiría a Arabia Saudita recibir a las grandes potencias del mundo en un seminario web gigante.
Y también al príncipe heredero Mohammed bin Salman, hijo del rey y gobernante de facto del reino, le privó la oportunidad de mezclarse con otros líderes mundiales, lo que le habría ayudado en su reputación internacional.
Arabia Saudita y el príncipe Mohammed, de 35 años, se han enfrentado a duras críticas por la intervención militar saudita en Yemen, la detención de activistas pacíficos y el asesinato y desmembramiento del disidente escritor saudita Jamal Khashoggi en Estambul en 2018.
Los críticos sauditas presionaron a los miembros del G-20 para que boicotearan la cumbre o que utilizaran la plataforma para hablar sobre los derechos humanos.
Ninguno lo hizo. Los jefes de estado dijeron que la reunión era demasiado importante para perderse en asuntos de menor trascendencia, pero que a menudo planteaban sus preocupaciones sobre los derechos humanos a los líderes sauditas en privado.