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Porfirio Díaz, una efigie eclipsada 2

“El general Díaz, en sus veinticinco años de gobierno duramente opresor, ha llevado siempre inscrita en su bandera la persecución a la prensa; […] se hace una cacería tenaz de todo lo que respira independencia”.[1]

Los hermanos Flores Magón enumeran al semanario “El Socialista” de San Diego, Texas, E.U.A. Las deficiencias de la dictadura del general Díaz. Comentan que los periódicos se dedican a complacer y adular al general Díaz, con toda claridad denuncia que el aparente progreso y paz en México es gracias a la gloria y nobleza de los mexicanos. “Los monumentos grandiosos, ricos palacios, etc. no significan bienestar popular. Italia, en tiempo de los Césares, tuvo también grandes monumentos y una Roma dorada; los faraones sembraron de palacios, esfinges, pirámides, etc., el territorio egipcio; Rusia también tiene palacios […] pero el pueblo no es feliz con sólo la contemplación de obras más o menos aparatosas que no le pertenecen; […] Las tiranías, por lo tanto, conducen a los pueblos a una sima. Por esa razón decimos en diferentes tonos que es necesario educar al pueblo para que aprenda a ser libre”.[2]

El 18 de octubre de 1864 aconteció la Batalla de la Carbonera. En sus memorias el general Porfirio Díaz pide un recuerdo honorífico al mérito militar de los combatientes de dicha batalla. En dicha batalla se destaca la habilidad del general Díaz para llevar a sus hombres a un terreno apropiado para la lucha, atravesó cerros para no dejar huella, la Meseta de La Carbonera era el punto más elevado de la montaña. México enfrentaba a una tropa francesa apoyada y reforzada por la caballería austriaca, polaca y húngara.

“Les hice una persecución de más de cuatro leguas, cuyo fruto fue la adquisición del otro cañón que aún les quedaba y más de 700 prisioneros, entre los cuales había muchos Oficiales austriacos de infantería. […] Mi fuerza se componía de cosa de 1,600 hombres y la enemiga sería de 1,300 con seis cañones rayados de siete centímetros, del sistema austriaco, mientras que mi artillería consistía en dos abuses lisos de montaña, sistema Grigoval y un pedrero contrahecho. Toda la oficialidad de infantería fue hecha prisionera. Entre prisioneros había más de veinte Oficiales austriacos de infantería, pues solamente se salvó la oficialidad de caballería”.[3]


[1] Flores Magón, Ricardo. (1948). Batalla a la dictadura. Liberalismo mexicano en pensamiento y en acción. Empresas editoriales. p.p.213-214

[2] Flores Magón, Ricardo. (1948). Batalla a la dictadura. Liberalismo mexicano en pensamiento y en acción. Empresas editoriales. p.p.183-184

[3] Díaz, Porfirio. (1983).  Memorias II. Editorial Offset. Colección Testimonio. p.p. 135