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Porfirio Díaz, una efigie eclipsada 4

En sus memorias el general Díaz comenta que en el año de 1846, estando el en una clase con su maestro de Lógica Macario Rodríguez en vez de impartirles la clase ordinaria se ocupó de disértales la importancia de tomar las armas al servicio militar para defender al país que vivía una guerra contra los Estados Unidos. Lo anterior fue esencial en la futura vida de dicho joven.

Su primer encuentro con Benito Juárez fue clave en su vida, producto de aquel encuentro fortuito se logró un diálogo liberal y franco, “…cosa que no había yo visto en el Seminario, en donde no se podía ni saludar a los profesores […] Oí en seguida, en la distribución de los premios, discursos muy liberales […] discursos en que se trataba a los jóvenes como amigos, como hombres que tenían derechos, y entusiasmado entonces por lo que había visto  y oído, formé la resolución de no seguir la carrera eclesiástica. […] Mi madre, como era natural, se afligió mucho: me considero un muchacho perdido y creyó que mi conducta no podría ser buena puesto que había operado en mí un cambio tan radical”.[1]

Porfirio Díaz se unió en matrimonio en dos ocasiones, la primera vez fue en Oaxaca, con la señorita Delfina Ortega el día 15 de abril de 1867. Dicha unión duró casi catorce años, fue hasta el día 8 de abril de 1880 fecha en que muere la señora Delfina a causa de metro-peritonitis puerperal. Su segunda esposa fue la señorita Carmen Romero y Castelló, se casan el día 5 de noviembre de 1881 en la ciudad de México.


[1] Díaz, Porfirio. (1983).  Memorias I. Editorial Offset. Colección Testimonio. p.p. 31