Beirut, Líbano. – (Agencias) Se cumple un año de que un almacén de nitrato de amonio abandonado en el puerto de Beirut se incendió y explotó, produciendo una de las catástrofes más graves del país y del mundo.
Al menos unas 200 personas murieron, miles de personas resultaron heridas y barrios enteros quedaron destruidos.
De acuerdo con The Washington Post, se considera una de las mayores explosiones no nucleares de la historia. Las ondas expansivas se sintieron en lugares tan alejados como en Chipre.
Este miércoles, 4 de agosto, los libaneses salieron a las calles a conmemorar el aniversario con ceremonias luctuosas.
Pero el dolor se convirtió en rabia en los cientos de miles libaneses, que dirigieron su ira al gobierno por no establecer responsabilidades aún, e incluso, de no haber acusado a alguien de ser responsable.
En honor a las víctimas, los comercios y negocios en Beirut cerraron sus puertas. La gente marchó al sitio de la tragedia en el puerto, recorriendo calles que aún muestran la profunda herida que dejó la explosión.
Durante su recorrido, los manifestantes lanzaban consignas contra el gobierno exigiendo su renuncia. “¡Abajo los asesinos!”, coreaba un grupo de ellos.
Amplios sectores de la población culpan al gobierno de actuar de manera negligente en el manejo del nitrato de amonio, lo que contribuyó a la explosión.
Pero, además, acusan al gobierno del colapso económico que se vive, que ha empobrecido a millones de personas y ha dejado al país sin combustible, electricidad y medicinas.
A las 6:08 p.m., Beirut se calló. La ciudad guardaba un minuto de silencio en honor a las víctimas de la hecatombe. Sonaron las campanas y se leyeron los nombres de cada una de ellas.
Pero la violencia estalló cuando miles de manifestantes se enfilaron hacia el Parlamento. El ejército y la policía los enfrentó con balas de goma, cañones de agua y gases lacrimógenos.
En un barrio de Beirut, grupos de militantes de partidos políticos rivales se enfrentaron con cuchillos y prendieron fuego a edificios, informaron las autoridades.
Según The Post, es un recordatorio de la posibilidad de un conflicto mayor a medida que, un país con un pasado de lucha continúa su camino a un colapso económico.