Kiev, Ucrania. – (Agencias) Mariupol, la ciudad portuaria del Mar Negro asediada desde las primeras semanas de la guerra está cerca de quedar bajo el control total del ejército ruso, mientras continúan los bombardeos continúan arrasando edificios el sábado, mostrando que tan cerca está sigue la destrucción incluso en áreas que han abandonado los rusos recientemente.
El ejército ruso y los separatistas ucranianos se acerca cada vez más a tomar el control total de la devastada ciudad portuaria, mientras el conflicto armado ruso-ucraniano entra en su octava semana. Según imágenes satelitales de Kherson, ciudad ocupada por los rusos, mostraban señales de excavaciones recientes una señal inquietante del destino de los civiles.
Putin había dicho que la operación especial militar en Ucrania buscaba la desmilitarización y la “desnazificación” de Ucrania, esto último, parte de la existencia de fascistas en el ejército de Ucrania, como el Batallón de Azov, grupo de neonazis identificados por los propios estadounidenses.
Después del anuncio del ministerio de Defensa de Rusia del fin de la primera etapa, el retiro de sus tropas del norte de Ucrania, Kiev y la zona alrededor de ella, y su siguiente objetivo: Donbas, los funcionarios americanos y expertos militares, esperan que las fuerzas rusas concentren su poder en la región oriental y las ciudades del sur que brindan un acceso crucial al Mar del Norte y el Mar de Azov.
Sin embargo, el último bombardeo demostró que las fuerzas rusas son capaces de sembrar destrucción más allá de donde se encuentran actualmente sus tropas, incluyendo las zonas que han abandonado recientemente, como Kiev y sus suburbios.
El sábado, según el alcalde de Kiev Vitali Klistchko, una persona murió a consecuencia del ataque con cohetes cerca de la capital, y varios heridos fueron trasladados al hospital. El acalde pidió a los residentes de Kiev que se encuentran lejos a que no regresen en este momento sino a que “permanezcan en lugares seguros”.
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Sin embargo, el ministerio de Defensa de Rusia dijo en un comunicado el viernes que sus fuerzas dispararon los misiles contra una fábrica subterránea de armamento ucraniano, en represalia por lo que llamó fueron intentos de ataques a poblaciones fronterizas rusas. De acuerdo con el ministerio de Defensa ruso, una planta militar fue destruida en el ataque a Kiev, uno de los 16 objetivos alcanzados en ciudades como Odesa, Poltava y Mykolaiv. Un taller de reparación de armas en Mykolaiv fue destruido, de acuerdo con el informe ruso.
En Lviv, según el gobernador Maksim Kozytski, los aviones rusos Su-35, los más modernos de la aviación militar rusa, llevaron a cabo un ataque que duro más de una hora. Cuatro misiles guidos fueron destruidos por las defensas antiaéreas.
De acuerdo con The Washington Post, Mariupol está a punto de caer en manos de los rusos, que según un líder de los batallones nacionalistas ucranianos “ha sido borrada de la faz de la tierra”. Un alto oficial militar ruso dijo que la única área en manos de los nacionalistas es la planta siderúrgica de Azovtal, una de las más grandes de Europa.
El sábado, el propio presidente Zelenski apreció reconocerlo. Dijo, en un discurso a la nación cuya traducción se publicó en el sitio web oficial del gobierno, que la situación en “Mariupol sigue siendo lo más grave posible. Simplemente inhumano”. Que había buscado continuamente soluciones militares y diplomáticas desde que comenzó el bloqueo a Mariupol, pero que había sido difícil encontrar una. Zelenski agregó: “Rusia está tratando deliberadamente de destruir a todos los que están allí en Mariupol”.
El sábado, Rusia fijó como fecha límite para la rendición en Mariupol el domingo a las 6 a. m., hora de Moscú (11 p. m. del pasado sábado), informó la prensa estatal rusa. Zelenski había dicho que si los rusos matan a todos los defensores de Mariupol se terminarían las conversaciones.
Reconoció que la situación es “muy difícil” y que muchas “gente desapareció”. Reiteró que los heridos siguen sin poder salir de la ciudad portuaria.
El control del centro del Mar de Azov es estratégicamente importante para el Kremlin porque conectaría Crimea, anexada por Rusia, con la región oriental de Donbas en Ucrania.
