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Saber envejecer, por Javier «tigrillo» Vallejo

Una costurera encontraba un libro antiguo y apolillado. Al hojear las páginas leía algo extraordinario, el hombre debiera caminar en la misma dirección de pensamientos que tiene la mujer. Fortalecerá la relación y podrán envejecer juntos. La ilusión será esencial para los días grises y su confianza una sinfonía de bienestar. En épocas primitivas el hombre secuestraba a la mujer. En la Edad Media la mujer tenía privilegios y en el castillo esperaba a su príncipe. Que tristeza amar a una mujer sin confesárselo. El amor se produce por el choque de dos personas, que luego se transforma en admiración. Proust expresaba que el amor es subjetivo, se amaba la imaginación de seres creados, pero carecen de realidad.

Las muchachas de su época se enamoraban del profesor de literatura y de los héroes de las novelas. Un amor basado en la admiración. Es importante, conocer el camino y sus bifurcaciones. Saber que temas escribir y no trabajar en cosas que no despiertan emociones. Interesarse en las personas que te rodean es noble y divertido. No perder el arte de la reinvención. Saber envejecer, la vida se va en un instante. Levantarse con alegría, nunca es tarde para emprender un sueño. Las personas de la tercera edad deben ser apoyo de los jóvenes y nunca obstáculo. Al igual que Borges la costurera deseaba que en el paraíso hubiera librerías, eso la haría feliz.