Washington, D.C. – (Agencias) Donald Trump dejó este miércoles la Casa Blanca y así terminó uno de los periodos más controvertidos en la historia de los presidentes de Estados Unidos, por el momento.
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Decidió dejar Washington para no enfrentar la realidad de su derrota y ser el primer presidente de la era moderna en perder su reelección.
“Que tengan una buena vida, nos veremos pronto”, dijo Trump a sus pocos seguidores fuera de Washington, en la Base Andrews, descartando un discurso preparado e ignorando a sus asesores que creían, aún, debería felicitar a Biden.
“No éramos una administración regular”, dijo Trump al soltar una serie de autoelogios, un discurso de campaña engrandeciéndose y pidiendo a los presentes, la mayoría sin cubrebocas, que “no olviden aquello que hemos hecho”.

Y lanzó lo que pareció una amenaza, “volveremos de alguna forma”. Se alejaba dejando atrás la división del pueblo estadounidense, una grieta al sistema electoral que fue duramente torpedeado por él, cuyas consecuencias aún son desconocidas.
Se aleja dejando una fuerte crisis en el Partido Republicano, el “Gran Viejo Partido” (GOP), que lo llevó al poder. Mike Pence, su vicepresidente no asistió a su despedida. Se alejó, solo.

A pesar de romper con todos los protocolos del cambio de poderes en Estados Unidos desde 1869, Trump cumplió con la tradición de dejar una nota en el despacho Oval, según declaró un funcionario de la Casa Blanca que no dio a conocer el contenido.
La salida
De acuerdo con The New York Times, Trump caminó por última vez la alfombra roja de la Casa Blanca acompañado de su esposa Melania que vestía de negro, habló brevemente con los periodistas antes de abordar el helicóptero, desde donde se paró un instante y se despidió alzando la mano derecha.

El helicóptero Marine One despegó del jardín del ala sur de la Casa Blanca, a las 8:18 a.m., en un vuelo corto a la Base Aérea Andrews donde Trump celebró su despedida, incluyendo el saludo oficial de 21 cañonazos, con miembros de su familia y algunos funcionarios y legisladores fieles.
Después, Trump y su esposa, Melania, abordaron el Air Force One para trasladarse a Florida, donde será su residencia a partir de hoy.
El Air Force One aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Palm Beach a las 10:54 a.m., una hora antes del juramento de Biden, llevando al nuevo residente adoptado del estado, a pasar su última hora como presidente.

Mientras el avión rodaba por la pista, un silencio recorría la comitiva de bienvenida, solo el clic ocasional de una cámara de fotos y el rugido del avión. Trump y su esposa bajaron del avión unos 10 minutos más tarde.
De acuerdo con The New York Times, Trump, que había considerado organizar un mitin en su regreso a la vida privada, saludó a la pequeña comitiva, unas 20 personas, que respondían en silencio el saludo. No hizo ningún comentario.
El último desdén
Trump culminó su desdén al protocolo establecido para la ceremonia de cambio de poderes, negándose a tomar el café tradicional que los presidentes tienen con sus sucesores en la Casa Blanca el Dia de la Inauguración.

En 1869, cuando Andrew Johnson supo que Ulysses S. Grant no compartiría el carruaje con él en el camino al Capitolio, se negó en último momento a subirse al carruaje que le tenían preparado y no asistió a la ceremonia.
Desde entonces ningún presidente se había negado a asistir a la toma de posesión de su sucesor. Woodrow Wilson viajó al Capitolio para la toma de posesión de Warren G. Harding en 1921, pero no permaneció en la ceremonia debido a su salud.
Trump deja el vergonzoso registro de ser el presidente más impopular en las historia de las encuestas. Según The New York Times, es el único presidente, desde que Gallup comenzó las encuestas en el mandato de Harry S. Truman, en no obtener un solo día de su administración una calificación aprobatoria.

Y su calificación promedio del 41% de aprobación es la mas baja de cualquier presidente en este momento.
La estela
En un mitin en Georgia en plena campaña de octubre, dijo “¿Te imaginas si pierdo?”. «Toda mi vida, ¿qué voy a hacer? Voy a decir que perdí ante el peor candidato de la historia de la política. No me voy a sentir tan bien. Tal vez tenga que irme del país. No lo sé”.

Trump perdió por poco más de siete millones de votos en el conteo popular y en el Colegio Electoral por 74 votos (302-232). A partir de ese momento, pasó los siguientes dos meses tratando de anular los resultados.
Ahora Trump enfrenta un juicio político a pesar de dejar el cargo. La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata acusó a Trump de incitar el ataque al capitolio el pasado 6 de enero. Un evento que deja una estela de dudas y efectos que no se pueden predecir.
El Senado abrirá el juicio en unos días, que, aunque es tarde para despojarlo del cargo, en caso de aprobarse su culpabilidad frustraría su discurso de volverse a postular en 2024.

Trump se va dejando tras de sí una estela terrible de más de 400,000 muertes por la pandemia del coronavirus.
En su discurso de despedida del martes por la tarde, Trump no asumió ninguna responsabilidad de esos eventos, en su lugar se jactó de sus logros reduciendo impuestos, eliminando regulaciones, nombrando jueces conservadores y revisando los acuerdos comerciales.
«El movimiento que comenzamos», dijo, «apenas está empezando».