Buenas Aires, Argentina. – (Agencias) La provincia de Corrientes sigue ardiendo ante la impotencia de sus habitantes y las autoridades. Desde hace semanas que se declararon los incendios forestales, ya son más de ochocientas mil hectáreas de terreno arrasado, casi el diez por ciento de su superficie. Cientos de bomberos luchan contra el fuego en distintos frentes y en condiciones muy difíciles:
«(Estamos haciendo) Un trabajo muy complicado y arduo, por las condiciones extremas que tenemos ahora en estos momentos: mucho calor, viento y poca humedad», explicaba Daniel Arce, bombero.
La intensa sequía que sufre Corrientes, un territorio que se extiende por Paraguay, Brasil y Uruguay, explica en gran parte la velocidad de propagación del incendio, que ha cambiado completamente el paisaje de la provincia.
Alejandra Boloqui, administradora de la Reserva Natural Don Luis, no esconde su impotencia ante la intensidad del fuego que se fue extendiendo por la reserva. «Así como aquí, pasó en otros lugares. Hoy se quemó el 9 por ciento de la provincia (de Corrientes). Pensar que hoy estamos defendiendo de una sequía intensa a una provincia que normalmente es verde y llena de agua».
Las llamas amenazan el Parque Nacional del Iberá. Situado cerca de la frontera con Paraguay, es el mayor humedal de Argentina y uno de los ecosistemas más ricos del cono sur americano. Numerosos animales han muerto por culpa del fuego o intoxicados por el humo. Otros han huido a zonas pobladas escapando de los incendios. El Gobernador de Corrientes ha declarado la provincia «zona de desastre ecológico y ambiental».
