Moscú, Rusia. – (Agencias) La batalla de expulsiones continúa. Rusia anunció este miércoles la salida forzada de siete diplomáticos europeos, en el marco de unas acusaciones de espionaje en las que se han visto envueltos varios países de Europa del Este.
En concreto, el Kremlin expulsa de su país a tres diplomáticos de Eslovaquia, dos de Lituania, uno de Letonia y otro de Estonia.
Todo comenzó después de que República Checa expulsara de su país a 18 diplomáticos rusos acusados de espionaje, a lo que Moscú respondió con la expulsión de Rusia de 20 diplomáticos checos y a continuación República Checha con la expulsión de hasta 63 funcionarios rusos.
A esto se sumó la decisión de Rumanía, Bulgaria, Polonia, Ucrania, Eslovaquia y los tres países bálticos de expulsar también a varios diplomáticos rusos, en una acción prácticamente conjunta y en solidaridad con Praga.
Desde el ministerio de Exteriores de Rusia lamentan como Lituania, Letonia y Estonia «continúan con su política abiertamente hostil hacia Moscú, escudándose en una pseudo solidaridad con las acciones infundadas de la República Checa contra Rusia».
El origen de esta guerra fría está en Vrbetice, República Checa, donde en 2014 tenían lugar dos explosiones en un depósito de armas destinadas al ejército ucraniano.
Praga acusa a los diplomáticos expulsados de estar involucrados en lo sucedido, si bien Rusia niega rotundamente cualquier relación con los hechos.
Pero no sólo los países Europeos. Recientemente Estados Unidos también procedía a la expulsión de varios diplomáticos rusos, en este caso por la supuesta interferencia del Kremlin en las pasadas elecciones presidenciales estadounidenses.
Unas expulsiones que, como alertó Rusia, aumentan «peligrosamente» el nivel de confrontación entre ambos países y que dificultan aún más si cabe la anunciada reunión para este año entre Joe Biden y Vladimir Putin.
