Existe una modalidad de centro de diversiones para menores de edad en Saltillo, Coahuila, que ha proliferado en otros estados y municipios de la república mexicana: parques de brincolines, que son de lo más inseguros.
En lugares cerrados que son rentados por particulares se instala una gran cantidad de brincolines parecidos a los que se utilizan para realizar gimnasia olímpica.
Estos son capaces de proyectar a elevadas alturas por resistencia del cuerpo de cualquier persona.
Sin embargo, lo peligroso es la falta de vigilancia y protección a los participantes de estos juegos, y la gran cantidad de personas que se admiten en el lugar.
Desde un principio estos parques señalan que es responsabilidad de los padres de familia permanecer vigilando a sus hijos.
Sin embargo, es prácticamente imposible, ya que las áreas en las que se establecen estos artefactos son enormes y es difícil visualizar a un menor dentro de ellas.
El riesgo ya cobró factura, y es que un menor de edad resultó con graves heridas en el rostro, y aunque la familia relaciona el hecho con el ataque de otra niña, la realidad es que la falta de precaución y métodos de seguridad en este lugar ponen en tela de juicio la capacidad de salvaguardar la integridad de sus clientes.
Los propietarios de este tipo de establecimientos han sido herméticos y no pretenden participar compartiendo ni videos de cámaras de seguridad, ni información a las autoridades.
Ya se trabaja en una denuncia formal por daños físicos de una menor en este establecimiento ubicado en la ciudad de Saltillo.
