Una relación sentimental a escondidas o amigos de negocios ilegales, es el presunto vínculo que existía entre Miguel y Eduardo Reséndiz, señalan los vecinos de la Ampliación Las Flores.
Suponen que lo anterior pudo haber provocado que Miguel asesinara a Eduardo porque que posiblemente había dinero y algunos bienes de por medio.
El miércoles fue hallado el cadáver de Eduardo Reséndiz Navarro, de 37 años de edad en la vivienda marcada con el número 1428, de la Ampliación Las Flores. La propiedad es de Miguel con quien presuntamente mantenía algo más que sólo una amistad.
De acuerdo a las declaraciones de personas que viven en la calle Gardenias donde ocurrieron los hechos, la casa fue habitada 3 veces por distintas personas, algunas con niños pero todas terminaban huyendo.
Era una casa que desde antes del 2020 estuvo en el “ojo” de diferentes agrupamientos de seguridad que se veían con frecuencia por las calles porque supuestamente se vendían sustancias toxicas.
Para los colonos se volvió normal ver personas extrañas con un perfil de “malandros” o “drogadictos”, ver que llegaba uno y otro vehículo desconocido.
Algunos lograron identificar a Eduardo quien entre tantos era el único que veían tranquilo y sin malicia, incluso lo llegaron a ver en compañía de Miguel, la cercanía y conductas que pudo observar la gente en ellos los hizo pensar que tenían buena relación por ser amigos que movían el negocio de droga o mantenían un amorío a escondidas.
Y es que Miguel, un joven de aproximadamente 30 años tenía pareja e hijos y era evidente que tenían constantes separaciones porque no se veía ni su mujer y los niños por el inmueble.
“En realidad entraba mucha gente, no sé qué intensiones tenían, después se desaparecieron, hace un año que se calmaron, Miguel se volvió a juntar con su señora y después se salieron y la rentaron como a tres inquilinos, estos últimos nomás los vimos que sacaron muebles, ni sabíamos quiénes eran pero se veían humildes”, contó otro vecino.
UNA VIVIENDA SILENCIOSA
Narró que siempre reino el silencio en la vivienda pues nunca escucharon gritos, golpes o alguna discusión pero en ocasiones veían que Miguel, sus padres, su esposa e hijos y hasta Eduardo llegaron a convivir al exterior.
De repente ya no vieron a Eduardo quien tenía o aparentaba tener dinero pero su fotografía circulaba por redes sociales donde su familia lo buscaba con desesperación.
Además de emitirse fichas de búsqueda por instancias encargadas de localizar a personas donde se señalaba que había desaparecido en Escobedo, Nuevo León luego de haber salido de Coahuila.
Eduardo desapareció el 17 de diciembre del 2020, para el 2021 el Grupo Especializado de Búsqueda Inmediata emitió la ficha para la búsqueda y hasta el 2022 fue encontrado enterrado en estado de descomposición en un domicilio localizado en calle Gardenias de la Ampliación Las Flores.
El miércoles por la noche, en dicha calle se propagó un olor putrefacto, lo que obligó a algunos vecinos de viviendas más cercanas a donde ocurrieron los hechos a abandonarlas en tanto elementos de la fiscalía realizaban labores de investigación.
Cuando vieron que sacaron un cuerpo, empezaron a correr diversas versiones y es que los últimos renteros que llegaron a la casa se veían sospechosos pues muy poco los veían salir de la casa y la abandonaron por la noche.
Después confirmaron que se trababa de Eduardo, lo que fue una noticia lamentable y aterradora a la vez por la forma en que lo asesinaron y que entre tantos vecinos nadie se pudo dar cuenta de que su cuerpo estuvo enterrado por más de un año.
