Cultura

Tabaquería, Pessoa

Tabaquería
En Fernando Pessoa.
Poemas de Alvaro de Campos (II). Tabaquería y otros poemas con fecha. Madrid, Hiperión, 1998.
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gentes que nadie sabe quién es
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle constantemente atravesada por gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, verdadera, desconocidamente verdadera,
con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos de los
hombres,
con el Destino conduciendo la carroza de todo por la carretera de nada.
Hoy me siento vencido, como si supiese la verdad.
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morir
y no tuviese más hermandad con las cosas
que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
la hilera de vagones de un tren, y una partida silbada
desde dentro de mi cabeza,
y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la salida.
Hoy estoy perplejo, como quien pensó y encontró y olvidó.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo
a la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fracasé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
Del aprendizaje que me dieron,
me descolgué por la ventana de las traseras de la casa.
Fue hasta el campo con grandes propósitos,
pero allí sólo encontré hierbas y árboles,
y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?