CulturaLado B

Tenía libros en todas las habitaciones

En ocasiones sentía las miradas de sus lectores cuando caminaba o se los encontraba en alguna cafetería. No quería ser el Chéjov o Spider Man de su ciudad. Fingía ser distraído y no charlaba con ninguna persona. Compraba la prensa para hojearla y ver sus encabezados. En esas mañanas se mostraba atento a observar a la gente que caminaba apresurada. Era un tipo extraño porque su tiempo lo dedicaba la contemplación de los edificios viejos.

Estar sentado en un escritorio es un trabajo de concentración e inspiración. Debe haber música que trasmita una atmosfera clarividente. Muchas de las veces la compañía de una mascota sea perro o gato, ayuda a que la persona se inyecte de armonía. Gustaba escuchar el ruido de los aviones y darle de comer a su gato. En su imaginación estaban los personajes y el ruido de los trenes. Solo el sonar del teléfono le distraía por un instante. Su amor por libros era la felicidad.

La obra nos adentra en el invierno europeo. Ahí el escritor disfrutaba de caminar por el centro histórico y su ruta era una cafetería que estaba retirada de su casa. Eso le permitía liberar tensión y el mal humor que lo aquejaba. Se puede deducir que su personalidad era como de un filósofo griego de la antigüedad.

Otros días acudía a escuchar conferencias. Poseía una aguda imaginación y se divertía escuchando el canto de los pájaros en las plazas históricas. Cuando caía la tarde recordaba anécdotas. Era una sensación no placentera. Pero viciosa. El escritor vivía en una casa desordenada y tenía libros en todas las habitaciones. La mayor parte de sus obras estaban en el piso y otras enciclopedias en la ventana. Era una decoración intelectual.

La música clásica tiene beneficios como aumentar la memoria y mejorar la creatividad. Ayuda a reducir los niveles de estrés. En lo personal puedo decir que me permite concentre. Es como un ruido lírico que enriquece la mente.

La temática narrativa aborda es la soledad y el vacío. En los pueblos raros los escritores caminan y se sientan en cafeterías para leer y observar las nubes. Cargan sus tres libros para cargarse de genialidad. La tarde de un escritor, de Peter Handk. Es un libro editado por Alfaguara y traducido del alemán por Isabel García. La obra tiene 114 páginas. Su escritor fue el ganador del Premio Nobel de Literatura del 2019. Nació en el año de 1942 en la ciudad de Griffen, Austria.   Leer a Peter Handk es conocer a los escritores que saludan de mano. Su personalidad nostálgica hace que te apartes de la realidad. Figurativamente es viajar a la época de Pessoa. Donde la lectura y los libros son decoraciones de ventana. En lo personal me gustan estos libros por el ruido que producen sus fabulaciones. Me recuerda la infancia donde el amor a las historias eran el pan de cada día.