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Un libro

Hace unos días leí un libro titulado CIENTO NOVENTA ESPEJOS, de Francisco Javier Irazoki. Obra que ilustra el oficio del poeta, habla sobre la desobediencia que debiera tener el poeta para darse el tiempo de viajar y buscar los mejores paisajes.

La obra de Irazoki es polifacética, se percibe que el autor es un apasionado de la naturaleza, presta atención a los detalles (“es un gozo de intensidad lenta”), es un detective que investiga las filiaciones que perciben sus ojos, ahí está la arquitectura de sus metáforas.

CIENTO NOVENTA ESPEJOS, de Francisco Javier IRAZOKI (Lesaka, navarra, 1954). Figurativamente es la historia de un francotirador que dispara versos a distintos puntos (diálogos con amigos), es un libro sencillo de leer, habla de los paseos por bibliotecas y de los recorridos que Javier hace por los laberintos de París.

Hay una excelente crónica de la Praga de Kafka, su felicidad en Lesaka (junto a su abuelo), relata sus andanzas en Coyoacán (casa azul de Frida Kahlo), la obra contiene la nostalgia del poeta que juega a ser biógrafo.

El libro no tiene edad, su lenguaje es sencillo, simbólicamente es como el canto de una buena ópera, la obra está en constante movimiento. Los espejos son 95 escenarios, busca que sus lectores se sientan fortalecidos, los poemas en prosa enseñan que verdaderamente existen mejores mundos y que la responsabilidad se encuentra en cada persona. Su libro es una obra clásica para los nuevos poetas del siglo XXI.

Analiza la realidad de el país de la moda, hablar de París en los ojos de un poeta es emotivo, permite dar luz sobre el estilo de vida de los antiguos bohemios (Camus, Sartre, Rimbaud y Hemingway), la obra posee bellos recuerdos, esos ecos y misterios indescifrables que encierran las paredes de una biblioteca.

Alegóricamente Javier es el minotauro de París, le sonríe a la mona lisa, camina por los paisajes olvidados, dialoga con Rimbaud a orillas del Sena, visita cafeterías (discute con Camus), en sus ojos están las metáforas del niño tímido de Lesaka, ese que disfrutaba la compañía de su abuelo.