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Un nuevo Putin da un paso al frente para ser escuchado (3ª. parte) La historia inconclusa

Ese año, más tarde, Putin confesó que a veces deseaba que el oso ruso se pudiera sentar a comer tranquilo bayas y miel, pero, dijo, Occidente nunca dejaría al oso en paz a menos que lo sometieran o lo hicieran irrelevante

Washington, D.C. – (Agencias) En 2014, un movimiento de extrema derecha pro-europeo, escudado en el rechazo del presidente constitucional de Ucrania, Viktor Yanukóvich, de incorporarse a la Unión Europea, tomó violentamente el centro de Kiev expulsando al gobierno prorruso. Putin arremetió, utilizando tácticas militares para combatir lo que vio como el intento de Estados Unidos de armar a una “nación hermana” en contra de él.

Putin acusó al descontrol del poder de Estados Unidos de la crisis, diciendo que los estadounidenses estaban experimentando como en un laboratorio “realizando todo tipo de experimentos con ratas sin comprender las consecuencias de lo que está haciendo”. Su anexión de Crimea le dio un aumento en su popularidad en su país, y en un discurso triunfal posterior, Putin advirtió a Estados Unidos que había cruzado la línea roja en Ucrania, lo que lo obligó a “retroceder con fuerza”.

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Vladímir Putin

Ese año, más tarde, Putin confesó que a veces deseaba que el oso ruso se pudiera sentar a comer tranquilo bayas y miel, pero, dijo, Occidente nunca dejaría al oso en paz a menos que lo sometieran o lo hicieran irrelevante.

“Porque siempre intentarán ponerlo en una cadena, y tan pronto como lo logran, le arrancan los colmillos y las garras”, dijo Putin. “Una vez que le han quitado las garras y los colmillos, el oso ya no es necesario. Se convertirá en un animal de peluche”.

De acuerdo con el profesor Brian D. Taylor, de la Universidad de Syracuse, que estudia a Putin, el presidente ruso piensa en Rusia como una fortaleza sitiada. “Si está haciendo algo con respecto a Ucrania, no es porque sea un agresor, sino porque ha sido acorralado y arremete contra Ucrania para proteger los intereses de Rusia”, dijo Taylor. “Porque si él no lo hace, nadie más lo va a hacer”.

Brian D Taylor — Experts@Syracuse
Prof. Brian D. Taylor

La guerra de las regiones separatistas de Donetsk y Luhansk no logró el objetivo del Kremlin. Rusia presionó para lograr que el conflicto terminara en el reconocimiento de una zona autónoma, leal a Moscú, insertada en Ucrania como un vigilante de sus ambiciones occidentales. En cambio, la guerra se ha ido cocinando a fuego lento sin resolverse y no se implementó un acuerdo de paz que permitiera la reintegración de las regiones.

Por el otro lado, Ucrania continúo su deslizamiento hacia occidente. Los mandos militares de occidente armaron a Ucrania e hicieron ejercicios militares en la frontera con Rusia. Mientras el conflicto de las regiones separatistas avanzaba, aumentó exponencialmente el apoyo interno al ingreso a la OTAN. Incluso después del famoso Ucraniangate, que llevó al desdén de Trump por Ucrania y por la alianza, que terminó en un juicio político contra el expresidente.

Para Putin, Ucrania se volvió un “portaviones occidental estacionado justo frente a Rostov Oblast en el sur de Rusia”, al convertirse en el país de Europa del Este en recibir la mayor asistencia militar de Estados Unidos, de acuerdo con Andrew Weiss y Eugene Rumer, analistas de Rusia en Carnegie Endowment for International Peace. Su necesidad de revertir la trayectoria de Ucrania, dijeron, se había convertido en el «asunto pendiente» más importante de su legado.

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Zelenski (i) y Donald Trump (d)

Según Tatiana Stanovaya, analista política de R. Politik, la pandemia dejó aislado a Putin y rodeado por un grupo de intransigentes como él, que no entienden el aumento del sentimiento pro-occidental de Ucrania. Según la analista, Putin ve a los ucranianos como “rehenes” de interese extranjeros que sufren del síndrome de Estocolmo, que no se dan cuenta de que sus verdaderos intereses están con Rusia.

“Es una situación muy peligrosa en la que se está cerrando sobre sí mismo”, dijo Stanovaya. “Putin creen que nadie reconoce las preocupaciones rusas” y que solo tiene el escenario más radical.

Sin embargo, no solo el asilamiento pandémico radicalizó a Putin. Rusia ha pasado 8 años sufriendo sanciones de occidente, principalmente de los Estados Unidos, lo que lo ha colocado en una situación crítica en sus finanzas.

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Putin

Esa radicalización se puntualizó en julio pasado, cuando se publicó un amplio tratado histórico en donde dijo que la soberanía de Ucrania “solo es posible con Rusia” y describió al país como un vasallo que las naciones occidentales utilizan para atacar a Moscú.

“Nunca permitiremos que nuestros territorios históricos y las personas cercanas a nosotros que viven allí se utilicen contra Rusia”, dijo. “Y a aquellos que emprendan tal intento, me gustaría decirles que de esta manera destruirán su propio país”.

“La gente dice, ‘Él no se atrevería. No va a cruzar esta línea de una guerra a gran escala en Europa’”, dijo Michael Kofman, analista militar ruso del grupo de investigación CNA. “Me encantaría estar de acuerdo. Pero en los últimos tres años lo he visto cruzar muchas líneas que pensé que no lo haría”.