Tokio, Japón. – (Agencias) Hay un dicho en Japón que dice: “Si hay una regla, hay que cumplirla”. De acuerdo los psicólogos y activistas, hay pocas reglas tan inútiles, tan discriminatorias y crueles como la obligación de los escolares de teñirse el pelo de negro y usar ropa blanca.
Según Julia Mio Inuma, del Washington Post, la medida se supone impide que los estudiantes rebeldes se tiñan o se hagan permanentes en el cabello y los ayuda a concentrarse más en sus estudios.
Pero, al igual que la prohibición de citas y el uso de ropa interior blanca, a menudo alimenta la discriminación, destruye la individualidad y solo cumple una normatividad rígida que mantiene Japón, según han expresado los críticos.
La lucha por cambiar las reglas ha sido reavivada por un fallo judicial en la ciudad occidental de Osaka el mes pasado.
Una corte falló a favor de una estudiante que demandó por “angustia emocional” sufrida, después de que fue acosada afuera de la escuela secundaria por no traer el cabello “suficientemente negro”. Fue indemnizada con 3,000 dólares.
Sin embargo, el Tribunal respaldó polémicamente el derecho legal de las escuelas a imponer la regla.
Yoshiyuki Hayashi, abogado de la joven, dijo que su clienta, ahora de 21 años, tiene toda la intención de apelar la sentencia, argumentando que su infancia fue destruida cuando ingreso a la Escuela Secundaria de la prefectura de Kaifukan.
En el segundo semestre, se le ordenó teñirse el pelo de negro cada cuatro días, sin embargo, le prohibieron asistir a clases y fue excluida de una excursión porque su pelo no estaba lo “suficientemente negro”, dijo Hayashi.
Cuando se negó a seguirse pintando, le dijeron que no se molestara en ir a la escuela. Sus padres trataron de negociar con la escuela alguna manera de que regresara Hayashi, pero su número de identificación escolar ya había sido asignado a otro muchacho y su escritorio retirado.
“Fue un duro golpe emocional”, dijo Hayashi. «En un momento dado, fue tan malo que sólo verse en el espejo o ver su cabello hacía que se hiperventilara».
La joven mujer, que se ha negado a hacer declaraciones ella misma, siempre ha querido asistir a la universidad.
Sin embargo, dijo Hayashi, «se volvió extremadamente desconfiada de la gente» hasta el punto de que no interactúa con muchas personas fuera de su familia.
«Ahora ha comenzado un trabajo a tiempo parcial, pero todavía está luchando», dijo.
El director, Mashaiko Takahashi, dijo en conferencia de prensa que la escuela no cambiará la regla del pelo negro, sino que “tendrá más cuidado”.
El gobierno de la Prefectura de Osaka dijo que el nombre de la adolescente no debió ser retirado de la escuela, pero que, por otro lado, el tribunal ratificó la regla de la escuela.
Casi la mitad de las escuelas secundarias en Tokio requieren que los estudiantes cuyo cabello no es negro y recto presenten una constancia de que es cabello natural y no esta teñido o con permanente, de acuerdo con un informe de la agencia nipona NHK.
El diario Mainichi, informó que en Osaka la proporción es mayor.
Miyuki Nozu, una mujer de 32 años que trabaja con refugiados fue a una escuela secundaria privada donde se exigía a los alumnos de cabello castaño o rizado portar siempre la constancia.
Las cejas eran revisadas periódicamente para asegurarse que los alumnos no se las hubieran arrancado, y tenían que usar calcetines bancos doblados tres veces. Eso hace más difícil la integración de los niños inmigrantes y de doble nacionalidad, dijo Nozu.
«Las escuelas simplemente asumen sin pensar que todos los japoneses tienen el pelo liso negro y las niñas deben actuar de cierta manera».
«Pero Japón ya no es una nación de una sola etnia. Las escuelas no se dan cuenta de que la sociedad ha cambiado y que están forzando un ideal anticuado para los estudiantes. Esto demuestra que no tienen ninguna intención o capacidad de enseñar acerca de la diversidad», afirmó.
Nozu dijo que una de sus compañeras de clase fue etiquetada como una «alborotada» porque le costó seguir las reglas, pero se graduó como la primera de su clase en la prestigiosa Universidad de las Artes de Tokio. Aun así, dijo, «hay mucha gente que está reprimida y pierde su creatividad».
De acuerdo con Kayoko Oshima, profesora de derecho en la Universidad Doshisha y especialista en el tema, alguno estudiantes están “emocionalmente dañados y ha perdido su autoestima”.
Suelen ser aislados e intimidados por sus compañeros de clase que absorben el espíritu subyacente, que aquellos que no se conforma no pertenecen a la sociedad japonesa.
«En Japón, la gente tiene la impresión de que cuando alguien se destaque, será atacado o intimidado», dijo.
«Así que la gente aprende a no destacar, y los jóvenes ven esto como un método de supervivencia. Los maestros hablan de individualidad, y sin embargo, la singularidad de las personas es aplastada».