Bruselas, Bélgica. – (Agencias) La llegada al Salón de Protocolos en el Palacio de Gobierno, en Ankara, de la delegación de la Unión Europea, tuvo como escenario la “guerra de los sillones”.
Y es que, Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea encontró dos sillones principales para tres presidentes.
El presidente turco, el anfitrión, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se sentaron en los dos sillones principales, dejando a la única mujer en la escena prácticamente de pie.
La presidenta tuvo que sentarse en un sillón lateral, algo que desde luego la ha indignado. Su portavoz, Eric Mamer, aseguró que se sintió “sorprendida”.
Pero aún así, comentó Mamer, decidió continuar, priorizando la sustancia sobre el protocolo. “Sin embargo, permítanme enfatizar que la presidenta espera que la institución que representa sea tratada con el protocolo debido” dijo Mamer.
Y, por lo tanto, “ha pedido a su equipo que contacte a quien sea necesario para asegurar que un incidente así no vuelva a ocurrir”.
El año pasado, cuando el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, y Michel visitaron Ankara, se sentaron en igualdad de circunstancias. os dos últimos presidentes de la Unión Europea estaban acostumbrados a ser tratados de la misma forma.
Sin embargo, para los expertos en protocolos era correcta la distribución de los sillones en Ankara. De acuerdo con Thomas Sladko, director de la escuela de protocolos ISPD, el protocolo turco respetó al 100% los estándares internacionales”.
“Esta es una reunión muy típica para las delegaciones, donde el jefe de la delegación, de la delegación invitada. recibe el mayor rango y se sienta también al lado derecho del anfitrión», detalló Sladko.
Sin embargo, el mensaje fue tomado como una agresión hacia las mujeres después de que hace pocas semanas Turquía abandonó el Convenio de Estambul, un acuerdo internacional para proteger los derechos de la mujer y prevenir la violencia de género.
Los analistas dijeron que el gesto que dejó en una posición incómoda a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, es un símbolo del trato que da Turquía a las mujeres.
Si la diplomacia es en parte teatro, representada en escenarios meticulosamente elaborados, un error de protocolo convirtió la visita de alto nivel de los líderes de la Unión Europea a Turquía en un drama de alto nivel.
Von der Leyen, de pie, a la espera en el gran salón, mientras su compañero Michel y el presidente Erdogan se acomodaban en los dos sillones, colocados para una sesión de fotos, solo exclamó “Uhm…”.
Toda vía de pie, la presidenta levantó la mano a modo de interrogatorio.
Michel no modificó la situación ofreciendo a Von der Leyen su puesto, una decisión que un funcionario de la UE defendió, con el argumento de que hacerlo habría creado más incomodidad. La reacción de Michel, o la falta de ella, no pasó desapercibida para los legisladores y observadores europeos.
Sophie in ’t Veld, legisladora holandesa del Parlamento Europeo, tuiteó fotos de Erdogan reunido con los anteriores presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea, Donald Tusk y Jean-Claude Juncker, sentados en disposiciones igualmente ceremoniosas uno al lado del otro.
“¿Por qué @eucopresidente se quedó callado?”, preguntó, etiquetando la cuenta oficial de Michel.
