Moscú, Rusia. – (Agencias) Yuri Gagarin, el cosmonauta, un héroe que después de sesenta años de convertirse en el primer hombre en salir al espacio sigue siendo venerado en Rusia.
Su figura inspiró a numerosos artistas, como el mural del italiano Jorit Agoch en las afueras de Moscú, o en una estatua en la avenida Leninsky de la capital, subida a un pedestal de 42 metros y medio, también es Gagarin quien inspiró a Yuri Korolev para su mosaico «El cosmonauta» de 1969
En su pueblo natal, Klushino, en la región de Smolensk, la casa familiar de Yuri Gagarin fue reconstruida y convertida en un museo.
Tamara Filatova, sobrina de Yuri Gagarin y directora de los museos conmemorativos de Gagarin en la región de Smolensk, dijo que su tío “quería mucho a la gente. Intentaba ayudar a todo el mundo cuando podía hacerlo”.
“Entendía perfectamente su importancia, porque, de hecho, después del vuelo, era muy respetado. Sabía que podía llegar a cualquier ministerio, a cualquier ministro, con cualquier petición».
Para Anatoly Derbenkov, vecino de la casa de Gagarin, «La ciudad Gagarin se construyó gracias a él. Sin él esto sería como esos pueblos, que ya desaparecieron».
Con Gagarin, la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no sólo colocó al primer hombre en el espacio, sino que consiguió que el idioma ruso también viajara con él.
Anton Pervushin, biógrafo de Yuri Gagarin, dijo que el vuelo de Yuri Gagarin es” nuestro orgullo. Además, gracias al vuelo de Gagarin y a nuestras prioridades, la lengua rusa es la lengua de la comunicación espacial”.
“Les aseguro que, si Gagarin no fuera el primero en ir al espacio, el inglés sería el único idioma de comunicación espacial», afirmó el biógrafo.
Como muchos grandes héroes rusos, Gagarin es una figura con un final trágico. Su muerte durante un vuelo de entrenamiento en 1968, a la edad de 34 años, sigue siendo un misterio.
Todavía hoy, las autoridades no han publicado el informe completo de la investigación sobre las causas del accidente.