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“Ahora descansa y no digas nada”: Manada de Castelldefels

El miércoles, una de las victimas ha destapado las aberrantes practicas de la Manada de Castelldefels, actos de “depredación sexual” según lo califico la juez que lleva el caso, en su testimonio ante el juzgado

Barcelona, Cataluña. – (Agencias) Por imitar al tristemente célebre grupo autor de las violaciones en Pamplona, cinco amigos de Castelldefels crearon un grupo de WhatsApp con el nombre de K-Team Manada. Bromeaban entre ellos sobre la posibilidad de acabar en la cárcel, como sus imitados. Alardeaban de sus relaciones sexuales con mujeres y compartían videos sin el consentimiento de sus víctimas.

Uno de ellos escribió: “Esto va a ser la Manada 2.0 ¿sabes? Que huya esa chavala de ahí. Pero que huya ya”. Lo que comenzó con una broma de mal gusto se convirtió en una realidad, permanecen en prisión provisional desde hace tres semanas por tres presuntas violaciones cometidas en 2021.

El miércoles, una de las víctimas ha destapado las aberrantes prácticas de la Manada de Castelldefels, actos de “depredación sexual” según lo califico la juez que lleva el caso, en su testimonio ante el juzgado. De acuerdo con su testimonio, ella conoció cuando tenía 20 años a Alejandro Raúl P.C., alias el Cubano, a través de la plataforma Badoo.

Tras conocerse, ella le contó que tenía una fantasía sexual: un trio con dos hombres. Fueron a un hostal cercano a la estación de Sants, en Barcelona, e hicieron realidad la fantasía. De nueva cuenta la repitieron en casa de él, a donde fue invitada de nuevo más tarde, en julio de 2021. Fue allí donde se produjo la agresión.

De acuerdo con su testimonio, que según los Mossos d´Esquadra presenta algunas contradicciones, fue grabada con el móvil de Alejandro mientras hacía sexo oral. Ella le pidió que no grabara, a lo que él reaccionó violentamente. “Cállate puta, que la noche la vamos a disfrutar”, le dijo. Invitó al resto de la Manada a tener sexo con ella sin preguntarle y sin su consentimiento. Según la víctima, le introdujeron una botella de cerveza en la vagina. Antes de marcharse, el Cubano le enseño el video y le dijo: “Mira esta eres tú, con todos encima”.

La jueza decidirá si se produjo o no la violación, aunque el sumario del caso al que ha tenido acceso el diario español EL PAÍS muestra que la joven mujer fue víctima al menos de un delito contra la intimidad. El video de la felación, según han admitido otros participantes en el chat, fue difundido en el grupo de WhatsApp. Meses después, la joven denunció los hechos.

Tras el vaciado de los teléfonos de los implicados, se descubrió la existencia de un “grupo organizado” de varones, alguno padre de familia, entre 30 y 36 años, que, con total desprecio a la dignidad de las mujeres, mantuvo relaciones sexuales sin consentimiento con al menos otras dos mujeres.

A las tres mujeres, que fueron exhibidas en internet y luego repartidas según el apetito sexual del grupo, las une la condición de vulnerabilidad, con grandes dosis de inseguridad, que atravesaban en el momento de su agresión. La primera denunciante tomaba medicinas para combatir la depresión ocasionada por un acoso escolar continuado. La segunda, de acuerdo con los Mossos, se encontraba “triste y baja de moral” debido a que acababa de someterse, sin éxito, a una operación de “baipás” gástrico para bajar de peso. Y la tercera, sufría de una incapacidad física que los miembros de la Manada le pusieron despectivamente el mote de “La Pato”.

Esta tercera chica motivo el comentario de Roberto P., uno de los miembros más activos del grupo, sobre ser más cautos y selectivos. “Tened mucho cuidado y que esto no salga a la luz. Intentad hacerlo menos porque da mala imagen al grupo. Con 20 o 25 [años] vale, sí, nos lo pasamos de puta madre, pero ya pasados los 30…. Y más después de lo que pasó con La Manada…”. Una advertencia a medias, porque poco antes se habían reído de lo sucedido con La Pato en la guarida del grupo: “Le hemos metimos hasta el DNI”.

Los casos.

La chica A también conoció al Cubano a través de Badoo y accedió a ir a una fiesta en su departamento. Esa noche había bebido mucho. Le costaba mantenerse de pie, inclusive llegó a caerse, pero era consciente de lo que pasaba. Los miembros de la Manda la habían dejado en tanga en el sofá. Uno de ellos, no sabe quién, gritó: “¡Venga! A quitarse los pantalones”. Entonces la penetraron vaginal y analmente por turnos y la obligaron a practicar felaciones.  La víctima pidió que “pararan” y les indicó que “no quería nada con ellos”. “Si tú puedes, campeona”, le contestaron ellos. “No veas cómo aguanta para como está, estás siendo una campeona”.

Alejandro Raúl P.C. , el líder de la manada

La chica contó que nunca dio su consentimiento, que les dijo que parasen y que encogía su cuerpo para dificultar la penetración. Más tarde le escribió al Cubano: “Me habéis reventado”, a lo que él le contestó: “Bueno, tú ahora descansa y no digas nada”.

Los mismo chats pusieron al descubierto el caso de S, otra joven agredida, que había contactado a la Manada a través de Instagram. Ella accedió a asistir a una de las fiestas del grupo. También bebió mucho. Tuvo relaciones sexuales esa noche de manera consensuada con uno de los acusados, José Miguel M. En un momento, llegó Robert junto a ella, se bajó la bragueta y la obligo presuntamente a practicarle sexo oral. Horas después de lo ocurrido les escribió, en tono de reproche: “Iba muy mal, bebí mucho. Robert se portó fatal, me pone el pene y ala. Me arrepiento un montón”.

De acuerdo con los investigadores, los miembros de la Manada tenían la costumbre de “difundir sexualmente a las chicas” con las que habían tenido sexo sin su consentimiento. “Van pillando confianza y es cuando te envían las fotos guarras. Te las envían porque piensan que eres diferente y no vas a rular sus fotos jajaja”, escribió Robert.

En un momento del largo historial de chats del grupo, El Cubano le reclamó a Robert no lo “haya invitado” a ir con una alemana que había conocido. “Se considera que las chicas son como un objeto al servicio del grupo sin ninguna voluntad de decisión”, concluyen los informes policiales remitidos a la jueza.

Algunos miembros de la Manada, tras conocerse la primera denuncia y saberse investigados por los Mossos, “vaciaron intencionalmente su teléfono”, como Alejandro, El Cubano. También cruzaron acusaciones de traición y se conjuraron para mantener versiones idénticas. Robert fue, una vez más, profético: “Como alguno la líe y se ponga nervioso y no diga la verdad, nos vamos todos a la cárcel”.