Gaza, Franja de Gaza. – (Agencias) El jueves en la noche una tragedia golpeó a una familia en Gaza. Una reunión que celebrara un cumpleaños y una graduación se volvió mortal cuando un incendio, que avanzó rápidamente envolviendo el edificio donde se llevaba a cabo la fiesta, dejó al menos 21 muertos.
Más allá de la violencia entre palestinos e israelíes, el incendio en el barrio de Jabaliya, en el norte de Gaza, se convirtió en uno de los más mortíferos en la historia reciente. De acuerdo con el Ministerio del Interior de Gaza, la gasolina almacenada dentro del apartamento donde las víctimas estaban celebrando alimentó el incendio y produjo el alto número de muertos. Se está llevando a cabo una investigación, informó.
«Las investigaciones preliminares mostraron que el almacenamiento de una gran cantidad de gasolina dentro de la casa en llamas contribuyó a la escalada masiva del incendio y la ocurrencia de este número de muertes», dijo Iyad al-Bazim, un portavoz del ministerio.
Se había llevado a cabo la celebración en el tercer piso del edificio siniestrado propiedad de un médico fisioterapeuta, el Dr. Faraj Abu Raya, para celebrar la graduación de su hijo de un doctorado de la Universidad de El Cairo, en Egipto, informó el Dr. Medhat Abbas, portavoz del Ministerio de Salud y amigo del Dr. Abu Raya.
Entre los 21 muertos se encontraba el Dr. Abu Raya y su hijo, Maher Faraj Abu Raya, que había regresado horas antes de Egipto. «Todos murieron», dijo el Dr. Abbas. Inicialmente, el Ministerio de Salud de Gaza había puerto en alerta a los hospitales de la región para recibir a los heridos de la conflagración. Horas después, anunció que no había heridos.
Las imágenes de los videos subidos a las redes mostraban a los bomberos luchando contra las llamas, que envolvían al edificio. Lograron evitar que el fuego se extendiera a los demás edificios vecinos. Hassam Ali, de 30 años, vecino de la familia dijo que se dirigía a su casa cuando vio las llamas y escuchó gritos salir de la ventana del departamento de Abu Rayas. El y otro de los vecinos intentaron entrar al edificio, pero el portón de fierro de la entrada se encontraba cerrado.
Con una herramienta de metal estuvieron golpeando el portón durante 30 minutos hasta que cedió, sin embargo, encontraron otra puerta cerrada, tardaron otros 30 largos minutos en abrirla, pero la temperatura estaba muy caliente y decidieron esperar a lo bomberos. Lo primero que vieron, dijo, fue a una mujer y dos niños en el apartamento donde estalló el incendio, sosteniéndose de las barras de metal de una ventana. Las barras de metal en las ventanas son comunes en Gaza como media de seguridad para evitar que los niños se caigan.
Un muchacho, de 18 años, residente del vecindario dijo que la mujer estaba agarrando un teléfono celular en una mano y gritando repetidamente: «¡Sálvanos! ¡Sálvanos!». Conforme avanzó el fuego, la mujer y los niños se cansaron de agarrar las barras y desaparecieron en el fuego, dijo el muchacho.
Ali dijo que una vez que se extinguió el fuego, regresó al edificio y vio niños acostados debajo de las ventanas y personas apiladas unas encima de otras. En un comunicado emitido por la familia Abu Raya, los familiares de los muertos, dijeron que habían recibido la noticia «con gran tristeza y tristeza».
«Apreciamos mucho el gran estado de simpatía expresado por nuestro honorable pueblo palestino desde el primer momento de la tragedia, ya que nuestro pueblo trató de ayudar a extinguir el incendio que estalló en la casa, y los equipos de defensa civil trabajaron muy duro para apagar el fuego a pesar de las débiles capacidades», dijo el comunicado.
Por su parte Hamas, el grupo militante que controla Gaza, acusó al bloqueo que ha impuesto Israel desde hace 15 años, por afectar la rapidez con que los bomberos pudieron combatir el fuego. El bloqueo de Israel restringe o prohíbe muchas importaciones a Gaza, incluidos ciertos equipos y maquinaria, entre ellos los que se requieren para combatir los incendios.
También el sistema de salud de Gaza se ha visto afectado por los bloqueos terrestres, marítimos y aéreos por parte de Israel y Egipto, limitando lo que puede entrar a este empobrecido enclave y limitando la salida de sus dos millones de residentes. Los pacientes que necesitan atención médica avanzada deben buscar tratamiento en la ocupada Cisjordania o Israel, pero necesitan un permiso especial para atravesar el cruce fronterizo norte de Erez.
