París, Francia. – (Agencias) De acuerdo con el medio Le Fígaro, la comunicación gubernamental en estos tiempos de crisis sanitaria está marcada por una mezcla de preparación mental y validación de última hora, que la convierte en «un thriller de mala calidad».
El lunes, el presidente Emmanuel Macron dijo que se necesitaban “nuevas medidas”. El martes, Jean Castex, primer ministro, confirmó que “ha llegado el momento” de tomarlas.
El miércoles, Gabriel Attal, el portavoz del gobierno dijo que se pondrían en marcha “medidas adicionales” que podrían ir hasta la “contención” a partir del fin de semana.
Las medidas las anunció el primer ministro el jueves a las 6 de la tarde en París. Y así es como duran una semana con la misma decisión.
Pasar de suposiciones a probabilidades, luego anuncios, luego comentarios; del imperativo a lo condicional, luego el futuro y, finalmente, el presente.
La secuencia se repite casi todas las semanas, la “burla” de los anuncios que se enmarcan en suposiciones, negaciones y confirmaciones, sobre lo que el gobierno debería hacer, los desafíos a lo que ha hecho, la indignación por lo debería haber hecho y no hizo.
En resumen, la opinión está atrapada en una vorágine permanente de comentarios, por la angustia de la anticipación.
Esa mezcla de preparación mental y validación de última hora es una de las características de la comunicación gubernamental de Francia durante la crisis.
El ejecutivo por su parte, a través de sus sucesivas expresiones, mantiene esa mezcla y a la vez es víctima de ella.
La distribución de la información en tiempo real (camas de cuidado intensivo, dosis de vacunas, etc.) mantiene la ilusión de transparencia.
La intervención de Macron de último momento, basándose en las últimas informaciones, crea una sensación de ocultamiento.
El choque de estos dos fenómenos causa confusión, impaciencia e incomprensión. Por el otro lado, la telenovela de suspenso con las restricciones ha sido cansada y a la vez ha producido ansiedad.
Contribuye a la impresión de “un día sin fin” que socava la moral de los franceses, de acuerdo con Le Fígaro.
Por supuesto, el virus sigue siendo el “amo del tiempo”, como lo ha admitido el propio jefe de estado francés. Y nadie puede impedir el flujo continuo de consejos y ordenamientos judiciales contradictorios.
Pero al menos el ejecutivo puede endurecer su propia expresión, pero ¿Qué podría decir Jean Castex la noche del marte, si en la mañana siguiente se cambian los escenarios en el Consejo de Defensa?
A quién se le identifica como el titular de la decisión es al presidente de la Republica. Por lo tanto, la decepción, incluso la ira de un nuevo confinamiento, cualesquiera que sean sus modalidades, se elevará contra él. Y, también, el embrollo de la vacuna AstraZeneca ha inducido ansiedad.
Así que él se beneficiaria de centrar sus discursos – ¿Qué significa decir: “Tomaremos las decisiones que tenemos que tomar”? – que favorecer una expresión rara y solemne.
En el último año, son con los que más ha tenido éxito él y, sobre todo, han contribuido más a preservar la confianza de los franceses en el centro de esta crisis.
