Toulon, Francia. – (Agencias) Con la hermana André, el cielo puede esperar. Cumple este jueves 117 años tras superar la COVID-19 que le fue diagnosticada el 16 de enero, pero en su residencia del sur de Francia ya lo celebraron con anticipación.
Lucile Randon, su verdadero nombre, que está ciega, casi no se enteró de que había contraído el coronavirus.
Confiesa «ni me di cuenta de que lo había padecido; me dicen que lo tuve, y es verdad que estuve muy cansada, pero no me dado cuenta de tener esta enfermedad.»
Tras superar la cuarentena ha podido volver a asistir a misa y durante su enfermedad su preocupación era por la salud de los otros residentes; la hermana André no tenía miedo del virus.
«También le preocupaba si sus horarios de acostarse o de comer iban a cambiar por estar infectada», explicó un portavoz de la residencia de ancianos donde reside.
La monja está considerada la segunda persona viva verificada más anciana del mundo, apenas por detrás de la japonesa Kane Tanaka, nacida el 2 de enero de 1903.
