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Cumplió obispo emérito Francisco Villalobos 100 años de vida

En la tradición católica la longevidad significa santidad, y en este caso muchos reconocen la benevolencia y buen pastor que fue monseñor Francisco Villalobos Padilla.

Hoy a la edad de 100 años ha recorrido una vida singular.

Nacido en Jalisco, en 1921, Villalobos Padilla tiene hermanos sacerdotes y también desde pequeño mostró vocación.

Ingresó al seminario de Guadalajara y de ahí continuó con una excepcional carrera profesional, siempre destacando en sus estudios lo que lo llevó a preparase en otras partes del mundo, incluyendo cursar la formación en teología en Roma, Italia.

Después de su ordenación sacerdotal en 1949 fue llamado a ser rector el Seminario de Guadalajara.

Fue cuando en Saltillo, Coahuila el obispo Luis Guízar requirió un auxiliar y se lo hizo saber al Vaticano, que envió a Francisco Villalobos la encomienda y llegó en 1971 a la capital de Coahuila.

Al fallecimiento de su antecesor en 1975, Francisco Villalobos Padilla tomó el cargo de Obispo de la Diócesis de Saltillo hasta 1999, cuando el Vaticano le aceptó su renuncia.

Durante su trayectoria Francisco Villalobos Padilla instaló diferentes instituciones educativas para los seminaristas, y una escuela laica a la que se le llamó Julieta Dávila Rodríguez, la cual pasó a ser el colegio actualmente denominado San José.

Participó también en grandes nombramientos del cambio religioso católico en México, siendo presidente del Obispado Mexicano como el cardenal Norberto Rivera lo nombró a mediados de los años 80.

Finalmente presentó su renuncia en 1999, la cual le fue aceptada y su cargo lo tomó Raúl Vera López, quien entonces era obispo auxiliar en la diócesis de Chiapas.

Villalobos Padilla, en su función como obispo de la Diócesis de Saltillo, creó el Seminario Mayor de Piedras Negras, lo que fue la puerta para dividir el territorio coahuilense que el Vaticano aceptó.