Internacional

De ministro en Afganistán a repartidor de comida en Alemania

"Para mí es un trabajo apasionante", dice Sayed al lado de su bicicleta de reparto

Lepzig. Alemania. – (Agencias) Se llama Sayed Sadaat, se gana la vida en Lepzig como repartidor, y no hace mucho era ministro. Concretamente ministro de Comunicaciones en Afganistán, desde 2016 a 2018, cargo que dejó, asegura, cansado de la corrupción que le rodeaba.

Una historia difícil de creer que él mismo, entre reparto y reparto, se encarga de confirmar sin vergüenza alguna:

De ministro en Afganistán a repartidor en Alemania
Sayed Sadaat

«Para mí es un trabajo apasionante», dice Sayed al lado de su bicicleta de reparto. «Exploro la zona, voy de aquí para allá, y veo el campo y diferentes lugares. Exploro lo que me rodea y a la vez hago ejercicio. La bicicleta te pone en forma. Hago 1.200 kilómetros al mes. ¡Eso es mucho ciclismo!».

La historia de Sayed, aunque sin duda más especial que la de la mayoría, es también la de muchos otros afganos y refugiados en general que tuvieron que dejar grandes trabajos con excelentes proyecciones por otros más modestos una vez abandonaron su país.

Y estos son los afortunados: otros muchos siguen buscando, con el idioma casi siempre como principal barrera.

De ministro en Afganistán a repartidor de comida en Alemania

«No todos los inmigrantes están aquí sólo para coger el dinero del Gobierno», defiende Sayed frente a los que opinan así.

«Trabajan duro. Pagan sus impuestos, y también hacen cosas positivas para el país. Quiero recordar eso: muchos inmigrantes traen a Alemania buenas habilidades y participan en esta sociedad», insiste el exministro afgano.

Sadaat piensa que la actual situación que atraviesa Afganistán y su impacto en Occidente podrían abrirle algunas puertas.

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Sayed Sadat, Ministro de Comunicaciones de Afganistán,

Tal vez asesorando al Gobierno u otras entidades, pues en verdad nadie mejor que él conoce al pueblo afgano y sus necesidades.

A la espera de esa u otra llamada, el exministro estudia sin descanso alemán, varias horas todos los días, mientras pedalea por 15 euros por hora, convencido de que su actual situación es temporal.

Desde la crisis de refugiados de 2015, cerca de 210,000 afganos han solicitado asilo en Alemania, que estos días evacuaba de Kabul a cerca de otros 4,000.

Miles de vidas con currículums diferentes en busca de lo que queremos todos: un futuro.