Río de Janeiro, Brasil. – (Agencias) Un aguacero torrencial golpeó la zona de montaña en el estado de Rio de Janeiro, provocando inundaciones y deslizamientos de tierra masivos que han dejado al menos hasta ahora 104 muertos, de acuerdo con los informes de las autoridades el miércoles, mientras continuaba en la búsqueda de sobrevivientes, aunque se espera un aumento de víctimas mortales.
Petrópolis sufrió la destrucción más severa. La ciudad de poco más de 300,000 habitantes fue golpeada por un diluvio histórico que la fuerza y cantidad de agua tomó desprevenidos a los habitantes y a las autoridades, según informó el corresponsal del periódico estadounidense The Washington Post.
«Es casi una situación de guerra», dijo el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, en una conferencia de prensa. «Todos nuestros equipos están movilizados: bomberos, departamentos y todas las demás agencias estatales».
Castro calificó la caída de lluvia como “la mayor desde 1932”, y dijo que la catástrofe fue tan “extraña” que fue difícil tomar medidas preventivas. Las brigadas de salvamento han logrado rescatar a 24 personas y al menos unas 400 quedaron sin hogar, según reportaron las autoridades. La Fiscalía de Río de janeiro reporto un total hasta el momento de 35 personas desaparecidas, y han solicitado maquinaria pesada para apoyar el retiro de los escombros.
Brasil, un país acostumbrado a luchar por las torrenciales lluvias y deslaves cada año, estas escenas de Petrópolis recordaron el terrible desastre que mató a más de 900 personas en 2011 en la misma área. Más recientemente, en enero, en los estados de Minas Gerais y Sao Paulo los deslizamientos de tierra ocasionados por las lluvias causaron más de 40 muertos, pocas semanas después de que las inundaciones en el estado de Bahía que dejó al menos 21 muertos y miles de desplazados.
De acuerdo con los especialistas ambientales, el sureste del país, densamente poblado, ha demostrado ser especialmente vulnerable ante el clima extremo mortal exacerbado por el cambio climático.
Petrópolis, localizado a unos 65 kilómetros de la ciudad de Río de Janeiro, fue fundada en 1840 por el emperador brasileño Pedro II quien buscó un remanso para protegerse del calor abrasador del verano. Desde entonces la región ha permanecido como un refugio templado. La ciudad fue una de las primeras planificadas del país, sin embargo, como todas las ciudades latinoamericanas, la población ha crecido verticalmente en cinturones de miseria, construyéndose casas precarias sobre las lomas y cimas de las montañas, que se convierten en zonas de alto riesgo durante las lluvias.
Las imágenes que circularon en las redes sociales mostraban las grandes corrientes de agua llenas de lodo azotando las empinadas calles de la ciudad, a las convertían en verdaderos ríos con mucha potencia, inundando plazas públicas, comercios y casas. Los carros eran volteados y las estructuras barridas por la corriente de barro.
Rubens Bomtempo, alcalde de Petrópolis, dijo que la ciudad estaba “pasando por una situación extremadamente grave”. «Fue un día difícil, muy complicado, incluso para entender las alteraciones que ocurren en el territorio», dijo Bomtempo en una sesión informativa. «Hasta ahora, no tenemos una dimensión definitiva» del daño causado.
El portavoz del Ministerio de Defensa Civil del estado, Angela Góes, dijo que las brigadas de salvamento habían instalado un hospital de campaña y un refugio, mientras que un convoy de camiones del gobierno distribuía suministros entre la población, incluida ropa, alimentos y medicinas. Unas 180 personas que viven en zonas de alto riesgo fueron trasladadas a los refugios establecidos en escuelas locales.
A los esfuerzos de rescate de las brigadas de socorro, se han sumado cientos de bomberos, policías militares y nueve helicópteros; también los habitantes, entre familiares y amigos, que buscan rescatar a sus seres queridos y vecinos.
