Salem, Oregón. – (Agencias) El departamento de emergencias de la Universidad de Sistemas de Salud de Oregón (OHSU) no había estado tan ocupado, incluso durante lo peor de la pandemia, como ahora.
De acuerdo con The Washington Post, los médicos se apresuraron a proporcionar líquidos a los pacientes que llegaron sin aliento, mareados y empapados de sudor. Otros que llegaron en camillas, sus temperaturas eran tan altas que sus sistemas nerviosos se cerraron.
Los que aún podían hablar hablaban de viviendas sofocantes y del sol que hacía chisporrotear la piel, escribe The Post.
Algunos trataron de caminar a los centros de enfriamiento del condado, sólo para colapsar en el calor abrasador.
«El sistema estaba saturado», dijo Mary Tanski, presidenta del departamento de medicina de emergencia de OHSU, sobre el impacto del imponente domo de calor que tumbó los registros de temperatura en todo el noroeste de Estados Unidos esta semana.
Algunos pacientes no lo lograron. Tanto en Oregón como en Washington, y el oeste de Canadá, se investigan más de 580 muertes relacionadas directamente con la ola de calor.
Sin embargo, pasaran meses para que los investigadores pueda atribuir específicamente las muertes al cambio climático.
Pero, los investigadores que se especializan en la ciencia de la atribución dicen que están “virtualmente seguros” de que las emisiones de gases de efecto invernadero que genera el ser humano jugó un papel fundamental.
Es una señal dolorosa de lo peligroso que puede convertirse el cambio climático, y de lo peor que puede llegar a ser aún.
Esta ola de calor es una más de las catástrofes naturales que han azotado al mundo esta semana. Los incendios forestales del oeste de los Estados Unidos es un indicio impactante, 44 grandes incendios que combaten los bomberos.
Algunas partes del Caribe y Florida se preparan para la llegada del huracán Elsa, la quinta tormenta en el Atlántico, en uno de los inicio de temporada de huracanes más activos registrados.
En Madagascar, más de medio millón de personas estan en peligro de morir de hambre mientas enfrenta tormentas de arena, plaga de langostas y su peor sequía en años.
En Verkhoyansk, en Siberia, uno de los lugares más fríos del planeta, la temperatura terrestre llegó a 47.8°C.
«El cambio climático ha cargado los dados meteorológicos contra nosotros», dijo Katharine Hayhoe, científica del clima de la Universidad Tecnológica de Texas y científica en jefe de Nature Conservancy.
«Estos extremos son algo que sabíamos que se avecinaban», agregó. «El sufrimiento que está aquí y ahora se debe a que no hemos puesto suficiente atención a las advertencias».