Cultura

El ferrocarril, por Miguel Ángel Gómez

Cuatro. El ferrocarril es arrestado con su densa capa de humo. De qué van los libros leídos en la estación de la barbarie. Disfrazados de burócratas los pasajeros, en el Viejo Despertar, sin mañana lluviosa. Vías cuarteadas. Sentado en la parte final, meditando sin rodar. El largo río se adentra en las montañas. Las langostas reciben un auténtico fulgor.

Cinco. Oigo las piedras arrojadas con el riesgo de perder a alguien. En los valles impresionan profundamente y los delatados se sienten molestos. Allí caen todas las piedras hacia el fondo de un aspecto desdichado. Me esfuerzo en escuchar las piedras. La poesía no puede estar tranquila. Rueda una piedra en la que pongo los ojos. El horizonte es destemplado, ronco, desconcertante.

Seis. Bendita inocencia. Todo está oscuro y quiero cometer la vulgaridad de ponerme a escribir cuentos. A hurtadillas me siento sin que se me note mucho en medio de la bruma nocturna. Me levanto de un salto, centellean luces a lo lejos, nombres perdidos hacen seña para que me acerque. Los ojos miran con atención como un soldado al que dan de baja en el ejército.

Siete. Bienvenido al Plantón. Quédate con la dulce fatiga paralela a la vida. La ruptura entra en uno de sus períodos líricos. Significa mucho para mí la cuerda de tira y afloja. El predicador tan vocinglero es de acero inoxidable. Tomo notas de cualquier conversación. El desorden grita y grita. John Lennon me indica que no me marche y que me quede hasta el anochecer. Constelaciones de palabras se ventilan. Caramelos del café Preocupado. No importa cariño si te tengo donde empezamos. Te miro a ti y, por añadidura, verso tras verso, no pierdo todas las esperanzas.

Ocho. Canciones complejas que nadie canta con brío. Cimientos de cemento desplegamos. Oh silencio que resucitará cuando llegue el momento. Canciones complejas que nadie canta en la fase decadente. Aunque no volvamos a vernos otra vez, tomamos una porción de tarta de queso. Nena, en un sueño de hace un par de días, mis derechos de autor bailaban a mi alrededor. Somos alegres, la revelación del yo sale disparada esperando el pistoletazo.