Stepanakert, Nagorno Karabaj. – (Agencias) En el frente de guerra, el hedor de los cuerpos de los combatientes muertos que yacen tirados en el campo de batalla desde hace semanas es abrumador, de acuerdo a Anton Troianovsky, corresponsal de The New York Times.
Existe miedo en las trincheras de las fuerzas armenias, quienes estan indefensos contra los drones azerbaiyanos que se desplazan por las alturas y matan con precisión. En el cementerio militar, las excavadoras ya están rascando en la ladera dos filas de nuevas fosas, que se llenan inmediatamente.
El conflicto en esta zona del Cáucaso, una disputa por un territorio en las montañas que unen Europa con Asia, entre Armenia y Azerbaiyán se ha vuelto en una brutal guerra de desgaste, según testimonios de soldados y civiles recogidos sobre el terreno los últimos días por The New York Times.
Según los armenios, Azerbaiyán está sacrificando columnas de combatientes para obtener pírricas ganancias en el traicionero terreno de Nagorno Karabaj, territorio habitado por una mayoría armenia que forma parte de Azerbaiyán de acuerdo con el derecho internacional.
Los civiles que han quedado en la zona del conflicto viven en sótanos húmedos y sin calefacción, donde algunos duermen sobre cartones. Los bombardeos en Nagorno Karabaj y Azerbaiyán han matado a decenas de civiles y cientos de soldados, llenando las noches de destellos y augurios aterradores.
De acuerdo con el corresponsal del New York Times, Anton Troianovsky, que viajó a la ciudad de Stepanakert en Nagorno Karabaj, cuando llegó se escuchaban el fuego de artillería a lo lejos, cuatro días después, el pasado viernes, la ciudad fue atacada.
Las sirenas de ataque aéreo, las pisadas y los golpes mientras los huéspedes bajaban repetidamente al sótano para protegerse sonaron toda la noche. Al menos uno de los proyectiles pego en el centro de la ciudad, iluminando la noche.
Una arquitecta de Nagorno Karabaj, Manushak Titanyan, perdió uno de sus edificios por la guerra: la Casa de la Cultura en la ciudad de Shusha. El techo desapareció, un pedazo de este quedó en un árbol al otro lado de la calle, los asientos de felpa quedaron cubiertos de polvo y las cortinas enredadas en medio de los escombros.
Sus tres hijos mayores de 18 estan el frente y teme por ellos. Se distrae cosiendo uniformes militares en un taller que montó el gobierno en Stepanakert, capital de Nagorno Karabaj. Cuando el edificio se sacudió por una explosión cercana, ni se inmutó, siguió cosiendo.
«La guerra es probablemente la cosa más terrible del mundo», dijo Titanyan. «Todas las cosas más horribles que el hombre haya creado levantan la cabeza en su manifestación más horrible.»
Sin embargo, para la población de la región, la guerra es una lucha histórica por el territorio. Durante la era de la Unión Soviética, armenios y azerbaiyanos vivieron codo con codo, hasta que estalló el conflicto por el disputado territorio montañoso a finales de la década de los ochenta, con disturbios, expulsiones y una guerra de años.
Nagorno Karabaj ha sido efectivamente independiente desde que Armenia ganó la guerra en 1994, después de la muerte de unas 20,000 personas y el desplazamiento de alrededor de un millón de ellas, en su mayoría azerbaiyanas.
La ofensiva de Azerbaiyán comenzó el 27 de septiembre, logrando pequeñas ganancias territoriales, respaldada por intensos ataques de artillería y con drones de precisión. Si bien las limitadas defensas aéreas de Armenia no han podido detener a los drones, sus tropas, reforzadas con voluntarios y reclutas, han logrado pausar el avance de los azerbaiyanos.
De acuerdo con información de Armenia, sus soldados han cavado nuevas trincheras en algunas partes del frente y han matado a un gran numero de soldados azeríes que avanzaban por tierra.
Azerbaiyán, rico en gas y petróleo, ha desplegado todo su potencial de armas adquiridas en Israel, Turquía y Rusia, una fuerza superior a su enemigo armenio. Sin embargo, tres semanas después del inició del conflicto, no ha podido convertir esa ventaja en grandes ganancias de territorio, lo que augura una larga y costosa guerra.
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El conflicto en esta zona del Cáucaso podría transformarse en una crisis más grande, ante el potencial enfrentamiento entre Turquía, que pertenece a la OTAN, y Rusia que tiene una alianza de defensa mutua con Armenia.
El sábado, Armenia y Azerbaiyán anunciaron que habían negociado una tregua humanitaria, mediada por Francia, para permitir recoger los cuerpos e intercambiar prisioneros. Pero al igual que el alto el fuego negociado por Rusia, alcanzado una semana antes, los combates han continuado, con cada bando acusando al otro de violar la tregua.
