Internacional

Escarbó en el Vaticano y encontró una cloaca

Según el relato de Milone, el principal villano del Vaticano fue el cardenal Becciu, quien actuó como jefe de gabinete del Papa y libró una guerra por la transparencia en el Vaticano con el ex zar financiero del Vaticano, el cardenal George Pell

Ciudad del Vaticano, Italia. – (Agencias) Las truculentas finanzas del Vaticano de nueva cuenta se encuentran en medio del escándalo. El 19 de junio de 2017, las oficinas del auditor en jefe de la Iglesia Católica fueron allanadas por la guardia del Vaticano.

De acuerdo con el diario The New York Times, de inmediato le confiscaron su teléfono y el iPad, sus papeles fueron arrojados al piso, y ordenaron a los bomberos presentes a romper el candado del archivero de metal, del que fueron extraídos documentos que, según los agentes, demostraban que estaba abusando de los recursos para espiar a los cardenales.

Papa Francisco (i) y Libero Milone (d)

“Ahora tienes que confesar”, le exigieron, según el auditor Libero Milone. Enfrentado con la amenaza de ser encarcelado en una prisión del Vaticano, dijo, firmó los documentos de renuncia. Los siguientes cinco años, el Vaticano involucró mucho esfuerzo en limpiar su investigación financiera.

El cardenal Giovanni Angelo Becciu, uno de los altos jerarcas de la Iglesia y al que supuestamente espiaba Milone, y el que según el auditor intervino para que fuera despedido, ha sido a su vez destituido de su poderoso cargo en el Vaticano por el Papa Francisco y está siendo juzgado en el Vaticano por malversación de fondos, abuso del cargo y estafa a la iglesia en relación con el desaseado y desastroso acuerdo inmobiliario de Londres.

Sin embargo, Milone declaró que el Vaticano se ha negado a limpiar su nombre, a pesar de que en 2018 el Vaticano declaró que no existía ninguna investigación penal ni juicio en su contra. En cambio, el Vaticano ha reabierto una investigación criminal en su contra, en lo que él ve como una estrategia del Vaticano para proteger sus secretos.

“Estaba descubriendo cosas que alguien quería mantener encubiertas”, dijo Milone a un puñado de periodistas cuando presentó una demanda la semana pasada en la corte del Vaticano contra la Secretaría de Estado del Vaticano, su departamento más poderoso y el actual auditor general. “Todos estos asuntos fueron informados al Papa. Yo no estaba espiando. Estaba haciendo mi trabajo”.

“No sabía que encontraría cardenales metiéndose dinero en el bolsillo, pero lo encontré. Y le dije”, refiriéndose al Papa Francisco. Milone describe lo que llamó “un nido de víboras” disfuncional de intrigas del Vaticano, malversación financiera, hipocresía papal sobre la transparencia y un reino de terror de parte de los gendarmes propensos al chantaje y micrófonos ocultos.

Milone, exdirector ejecutivo de Deloitte & Touche Italia, y un colega auditor, Ferruccio Panicco, quien culpa al Vaticano por haber contribuido al avance de su cáncer de próstata y haber acortado su vida al confiscar y retener su historial médico, demandaron al Vaticano por unos nueve millones de euros por daños y perjuicios. En su demanda dijeron que el Vaticano rescindió injustamente sus contratos, manchó su reputación profesional y básicamente los puso en la lista negra de Italia, donde, dijo Milone, “no se puede cruzar sin el Vaticano”.

Libore Milone

Sobre todo, la denuncia describe el uso indebido de fondos por parte de funcionarios del Vaticano para enriquecerse y, en algunos casos, mejorar sus apartamentos. Milone argumentó que a pesar de todos los informes que presentó sobre irregularidades financieras, el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, y los fiscales del Vaticano “nunca, nunca actuaron”.

Como lo ve Milone, simplemente estaba haciendo el trabajo para el que el Papa lo contrató y no fue su culpa si descubrió fácilmente una gran cantidad de material vergonzoso. Los auditores descubrieron que algunos de los departamentos del Vaticano guardaban lingotes y monedas de oro, pero cuando pidieron hacer un inventario, dijeron que no se podían encontrar las llaves. El departamento del Vaticano que supervisa las inversiones inmobiliarias de la iglesia trató repetidamente de obstruirlo y ocultó sus registros financieros, dijo.

También acusó a los cardenales, a quienes se negó a nombrar ahora, pero, dijo, que lo haría si su caso fuera a juicio, de embolsarse decenas de miles y, a veces, cientos de miles de dólares de la iglesia. Dijo que descubrió que un cardenal recibió 250,000 euros en donaciones que guardaba en una bolsa de plástico en su oficina. El prelado depositó 250,000 euros adicionales, afirmó por accidente, en su propia cuenta personal en lugar de en la cuenta del departamento del Vaticano que dirigía. Milone le informó al Papa Francisco, quien estaba furioso, y le ordenó que le dijera al cardenal que lo habían atrapado, dijo.

El cardenal Giovanni Angelo Becciu, centro, en el Vaticano en agosto. 
Ha sido acusado de malversación de fondos y abuso de poder. (Foto .Alberto Pizzoli/Agence France-Presse) 

“Esta persona se puso roja. ‘Pero en mi país puedo hacer lo que me gusta’”, cuenta Milone que dijo. El cardenal devolvió el dinero.

Según el relato de Milone, el principal villano del Vaticano fue el cardenal Becciu, quien actuó como jefe de gabinete del Papa y libró una guerra por la transparencia en el Vaticano con el ex zar financiero del Vaticano, el cardenal George Pell de Australia, un aliado de Milone. Pell, quien según sus partidarios fue acusado de abuso sexual por una guerra política interna, presionó para que se contratara al despacho PricewaterhouseCoopers como auditores del Vaticano

Otro antagonista de Milone fue el comandante de la Gendarmería, Domenico Giani, quien también fue guardaespaldas del Papa y posteriormente renunció por filtraciones relacionadas con una investigación sobre aparentes irregularidades financieras en el Vaticano. Milone dijo que su oficina descubrió que la remodelación del apartamento de Giani costó unos 400,000 euros. 

La denuncia alega que la parte de los gastos de Giani, unos 170,000 euros, fue proporcionada por una transferencia de dinero de la Gendarmería, no por él. “Fondos internos para pagar gastos personales”, dijo Milone.