Washington, D.C. – (Agencias) A los largo de los seis meses que ha durado el conflicto bélico en Ucrania, Estados Unidos ha convertido a Ucrania en un polígono de pruebas de sus armas, con el que pretende debilitar a Rusia. Kiev ha recibido poco más de 10,000 millones de dólares y “elogios ” de occidente, pero sin la garantía de seguridad.
En un artículo del medio estatal chino Global Times, se hace hincapié en que la duración del conflicto y el alcance de las consecuencias han superado todas las expectativas, En estos seis meses, el conflicto pasó del ámbito militar al diplomático, energético y financiero.
La palabra «inesperado» está dominando los medios occidentales actualmente, subraya irónicamente el artículo. «Los medios estadounidenses y otros medios occidentales usan a menudo la palabra ‘inesperado’ al analizar este conflicto: inesperadamente el conflicto está durando tanto, inesperadamente los europeos están pagando un precio tan alto, inesperadamente hay tantas consecuencias nocivas», indica. Incluso, advierte el artículo, hay quien “inesperadamente” tiene medio que termine y quieren continuarlo.
Ahora, alguna de la prensa occidental comienza a hablar de la necesidad de la paz. Por otro lado, la prensa estadunidense acusa a Europa de hacer poco caso al conflicto y se hacen la vista gorda de los problemas propios de la Unión Europea.
«Lo que es incluso más absurdo es que el iniciador de este sangriento conflicto se ha convertido en la encarnación de la justicia y del guardián de la paz», concluye el medio chino.
Lo cierto es que Ucrania está pagando la ayuda de Occidente en sus vastas tierras, que se han convertido en el “polígono” de pruebas del armamento estadounidense. Estados Unidos desde hace mucho se dedica a explotar la idea de “David contra Goliat”, fabricando narrativas sobre la “justicia contra el mal”.
«En la época de la globalización, el mundo comparte tanto la seguridad como las amenazas. No es razonable expandir tu zona de seguridad hasta la puerta del otro, y es imposible formar tu propia seguridad a expensas de la seguridad de otros. También aconsejamos a los países hegemónicos y alianzas cerradas, que están obsesionadas con ‘la seguridad absoluta’, que no permitan que crezca la crisis», sugiere el autor.
