Washington, D.C. – (Agencias) Comienza el segundo juicio político contra Trump este martes en la tarde. Un hecho en sí histórico ya que es el primer presidente de Estados Unidos en enfrentarlos.
El camino es difícil, a pesar de que las encuestas mostraron el rechazo de la mayoría de los estadounidenses al ataque al Capitolio, y que todos fueron testigos de la arenga pública de Trump a sus seguidores para tomar el Congreso.
Y es que, para que se apruebe su culpabilidad, la de incitación a la insurrección y por tanto el castigo, se requiere las dos terceras partes más uno de los senadores para que pase.
Sin embargo, el proceso se llenará de todo tipo de cálculos políticos y teorías sobre las consecuencias.
Los encargados de la acusación de la Cámara de Representante, de acuerdo con The New York Times, tiene la oportunidad de mostrar la imagen de un presidente desobediente de las leyes, que desafió al sistema al lanzar a sus seguidores a un fatídico asalto al Capitolio.
Describieron su caso en un breve informe la semana pasada. Dijeron que Trump “era el único responsable” del asedio al Congreso, y debería ser condenado y descalificado para ocupar un cargo en el futuro.
En respuesta, el lunes pasado, los abogado de Trump contestaron que Trump “no dirigió a nadie a cometer un delito”, y argumentaron que el Senado no tiene facultades para juzgar a un expresidente.
Debido a que en este juicio no se llamó a ningún testigo, cosa extraña después de ver el primer impeachmenet de Trump donde declararon varios testigos inclusive el asesor de seguridad John Bolton, se espera que sea un juicio rápido.
Cada parte tendrá 16 horas para presentar su caso, y es posible que la votación del pleno se lleve a cabo a principios de la siguiente semana.
El juicio también llega en un momento político delicado para ambos partidos, aunque de una manera marcadamente diferente.
Los republicanos se enfrentan con una fuerte división interna sobre el camino a seguir provocada por el mismo Trump. El ejemplo fueron los 10 representantes republicanos que votaron por enjuiciar a Trump el mes pasado.
Las miradas estarán enfocadas una vez más a la conducta de Trump después de la derrota electoral que se negó a aceptar.
Los demócratas, por su parte, están decididos a responsabilizar a Trump de sus acciones. Pero también tiene otra cosa que considerar: el destino de la agenda del presidente Biden en sus primero días de gobierno.
Biden está tratando de ganar la aprobación de su paquete de ayuda por el coronavirus de 1.9 billones de dólares, un compromiso legislativo considerable que los demócratas del Congreso no desean retrasar.
