Cornualles, Inglaterra. – (Agencias) No existen dudas de que Boris Jonhson será un buen anfitrión, alegre y abundante, en la reunión del G-7 de esta semana en el balneario en Cornualles, Inglaterra.
Contando historias coloridas, haciendo pequeñas citas en Latín y asegurando que las copas estén llenas, escribió The Washington Post.
Antes de convertirse en primer ministro del Reino Unido, Jonhson vivía de su bonhomía en los salones de bailes de los hoteles y se desempeñaba como anfitrión invitado del programa de concursos de la BBC de Londres “Have I Got News For You”. Boris Johnson será el último orador después de la cena.
Pero, ¿será Johnson un campeón convincente de su visión de una «Gran Bretaña global» de libre comercio?, se pregunta William Booth, jefe de la oficina de Londres de The Post.
El objetivo final de la Cumbre es “ayudar al mundo a luchar, y, luego construir uno mejor a partir del coronavirus y crear un futuro más verde y próspero”.
Johnson dijo que pedirá a sus homólogos que “se eleven al mayor desafío de las era de la posguerra” y “vacunen al mundo para fines del año”. No dio más detalles.
El Reino Unido ha desplegado una campaña de vacunación exitosa. Y aunque ha donado dinero al esfuerzo internacional de Covax, ha reservado la producción de las vacunas en su país para sus residentes y vagamente prometió donar a los países más necesitados una vez que haya excedente.
La agenda de la Cumbre, según los analistas, se centrará en las vacunas, el impuesto global, el financiamiento para la educación de la niñas y la realización de la conferencia climática COP26 en Glasgow, en noviembre, sobre la reducción del CO².
Pero no todo se ve bien en el horizonte.
Los invitados europeos, encabezados por la canciller saliente de Alemania, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, conocen demasiado bien al primer ministro británico.
La experiencia de años de angustiosas negociaciones sobre el único logro de Johnson hasta la fecha: sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea.
¿Cómo va el Brexit?
Está la “Guerra de los moluscos”, como fue llamada por los grandes tabloides británicos. Tanto Francia como Gran Bretaña enviaron sus cañoneras al mar en la disputa por los derechos de pesca en la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, tras la salida de los británicos de la Unión Europea (UE).
Ahora aparece la “Guerra de las Salchichas”, que en realidad tiene que ve más con las canes congeladas que pasan entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, a través del mar de Irlanda, por el retraso de controles e inspecciones prometidos por Reino Unido.
Las dos partes se han lanzado amenazas de sanciones y aranceles.
Luego viene Biden. Será la primera vez que se encuentre Johnson con el sucesor de Trump. El comportamiento de Jonhson fue de “parálisis” o, como lo llaman sus asesores, de gestión “volátil” con el predecesor de Biden.
Johnson trabajo mucho con Trump para lograr un acuerdo lucrativo de comercio después del Brexit, lo que nunca sucedió. Ahora, Biden no parece muy apurado por hacerlo.
La cumbre será una oportunidad para que Johnson impulse su sueño de «Global Britain». Quiere algo más que «una foto» del G-7, dijo Robin Niblett, director de Chatham House, un centro de estudios con sede en Londres.
«Creo que lo que le gustaría decir es que este G-7 fue tan consecuente como el que Gordon Brown organizó después de la crisis financiera», dijo Niblett, refiriéndose al ex primer ministro británico que organizó el G-20 en 2009 y ayudó a negociar un acuerdo financiero masivo para la economía global.
Pero más allá, Johnson quiere congraciarse con Estados Unidos, para pasar el periodo difícil en que aún se encuentra Gran bretaña después del divorcio con la Unión Europea.
