Washington, D.C. – (Agencias) De acuerdo con el artículo de Laura Meckler, periodista de educación en el prestigiado diario The Washington Post, la educación en Estados Unidos enfrenta una crisis de proporciones épicas. Los puntajes en las pruebas de evaluación han bajado, la Asociación Nacional de Junta Escolares se desquebraja ante los reclamos de los padres y la atención de los niños en los sofás de las trabajadoras sociales aumenta.
Todos los números están en rojo en las escuelas públicas. La inscripción está a la baja, mientras sube el ausentismo. No hay suficientes maestros, suplentes o conductores de autobuses escolares. Cada fase de la pandemia ha traído una nueva logística que enfrentar, y los republicanos están llevando a cabo campañas políticas de desprestigio aprovechando las fallas de la escuela pública.
La batalla política se ha trasladado a la educación, convirtiéndose en una característica central, dejando a las juntas escolares, a los maestros y a los estudiantes como blancos de los “guerreros de la cultura”. Las escuelas se encuentran presionadas en la toma de decisiones sobre la pandemia, los planes de estudio, sus políticas sobre el racismo y la equidad racial e incluso los contenidos de sus bibliotecas.
Los republicanos han tomado a la educación pública como una cruzada política para ganar las elecciones. Están presionando para que haya más “control de los padres” o el derecho a cuestionar el material educativo escogido por los maestros. Un movimiento de elección de escuela ha surgido capitalizando la pandemia para promover alternativas a las escuelas públicas tradicionales.
Lo más parecido a este momento, plantea Meckler, sucedió hace décadas, con la famosa sentencia de la Corte “Brown vs. Board of Education” (Brown vs. Consejo de Educación), que ordenó a los distritos escolares eliminar la segregación, hizo que los padres blancos huyeron de las escuelas públicas en sus ciudades.
La presión escolar
Hoy, los maestros, estudiantes y administradores que recorren los pasillos de las escuelas públicas en todo el país, sienten que los problemas vienen en cascada. Muchos han dicho que sienten niveles de estrés sin precedentes en su vida.
El aprendizaje a distancia, el número de enfermos y muertos, y las interrupciones en una rutina confiable ha dejado a los estudiantes académicamente rezagados, principalmente a los estudiantes de color y de familias marginales. Los problemas de comportamiento desde la incapacidad de concentrarse en clase hasta la violencia mortal con armas de fuego se han apoderado de los campus escolares.
Muchos estudiantes y maestros dicen estar agotados emocionalmente, y los expertos predicen que muchas escuelas tendrán que lidiar con las consecuencias en los próximos años. Teresa Rennie, maestra de matemáticas y ciencias en octavo grado, dijo que nunca antes había enviado a tantos estudiantes a la consejería.
“Muchos estudiantes tiene necesidades. Tienen déficits académicos. Tienen déficit socialmente”, dijo. Ella también está agotada. “Tengo 45 minutos de preparación la mayoría de los días, y muchas veces durante ese tiempo estoy ayudando a un estudiante con una tarea, o un niño está llorando y necesito consolarlo y conseguir la ayuda que necesita. O hay un problema entre dos estudiantes con los que necesito trabajar. Simplemente no hay suficiente tiempo”.
La privatización de la educación
Un movimiento ascendente que ha incrementado la presión sobre las escuelas públicas, es la elección de escuela. Este movimiento promueve los subsidios de los contribuyentes para que los estudiantes acudan a escuelas particulares o religiosas, así como, a escuelas chárter, financiadas con fondos públicos, que son administradas por privados. Los gestores de estos recursos están aprovechando los problemas de la escuela pública para impulsar sus prioridades.
EdChoice, un grupo que promueve estos programas, informó que siete estados crearon nuevos programas de elección de escuela el año pasado. Algunos son programas tipo cupón, en los que los estudiantes se llevan parte del dinero de sus impuestos a escuelas privadas. Otros ofrecen créditos fiscales por donar a organizaciones sin fines de lucro, que otorgan becas para gastos escolares. Otros 15 estados ampliaron los programas existentes, dice EdChoice.
Kevin G. Welner, director del Centro Nacional de Política Educativa de la Universidad de Colorado, que se opone a los programas de elección de escuela, ve el aumento de interés a este movimiento como la culminación de años de trabajo para socavar la educación pública. Está impresionado por la organización y horrorizado por los resultados.
“Ojalá las organizaciones que apoyan la educación pública tuvieran el nivel de financiamiento y coordinación que he visto en estos grupos dedicados a su privatización”, dijo.
El asalto de los conservadores
Rara vez la educación ha sido un tema político tan polarizador, dice Meckler. Los republicanos concluyeron que el reciente triunfo de su partido en Virginia, con Glenn Youngkin, se debió al impulso de este sobre el control de los padres y los “derechos de los padres” a intervenir en la escuela de sus hijos Un guiño de dos temas separados.
Primero, aprovecharon el descontento de los padres con las medidas de la pandemia, incluido el cierre de las escuelas y el uso obligatorio del cubrebocas. El debate del uso del cubrebocas que se dio al inicio del año escolar, volvió a tomar vida con la decisión de Youngkin de ordenar a las escuelas que permitan a los estudiantes asistir sin cubrebocas.
Pero el concepto del control de los padres se ha extendido a la raza y a las objeciones sobre cómo se enseña la historia de Estados Unidos. Los republicanos se oponen al trabajo de los distritos escolares dirigidos a la equidad racial en sus sistemas, una serie de políticas que han denominado teoría critica de la raza.
Los republicanos y los conservadores religiosos, se han opuesto al cambió de política en el ingreso de las escuelas de elite en nombre de la diversidad racial, como se hizo en Fairfax, Virginia y San Francisco; de la discusión de los privilegio de los blancos en clase y el uso del “Proyecto 1619” del New York Times que sugiere que la esclavitud y el racismo están en el centro de la historia estadounidense.
“Se ha politizado todo”, dijo Daniel Domenech, de American Association School Administrations (AASA). “Estás fuera de ti diciendo: ‘¿Cómo llegamos a este punto?’”.
El desafío
Parte del desafío en el futuro inmediato es que la pandemia no ha terminado, cada vez regresa cin una nueva y vengativa variante que obliga a las escuelas a tomar medidas de seguridad y decisiones política y educativamente sensibles sobre el equilibrio entre la seguridad y la normalidad.
Algo similar sucede con el racismo. Durante años las escuelas estuvieron presionadas para abordar el racismo en sus sistemas y enseñarlos en sus planes de estudio, presión que aumentó después del asesinato de George Floyd en 2020. Muchos distritos respondieron a favor, lo que abrió el contraataque de aquellos que estan en contra porque, dicen, las escuelas estan enseñando demasiado enfocadas en el racismo.
Pero el camino de regreso es cuesta arriba, dice Meckler , y si la historia es una referencia, las escuelas con más recursos saldrán adelante razonablemente bien, mientras que las que sirven a las comunidades de bajos ingresos enfrentarán más dificultades.
Steve Matthews, superintendente del Distrito Escolar de la Comunidad de Novi, en Michigan, justo al noroeste de Detroit, con 6,900 estudiantes, dijo que su distrito probablemente enfrentará un camino de regreso más difícil que los distritos vecinos más ricos que, por ejemplo, pueden pagar más a los maestros.
