Filadelfia, Pensilvania. – (Agencias) El video le llegó con un tono de mensaje a su teléfono mientras esperaba sentado en su pequeña casa a las afuera de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, en Estados Unidos.
La esposa y los hijos se lo habían enviado desde las afuera del aeropuerto de Kabul, donde había permanecido de pie durante horas en medio de una multitud que intentaba entrar.
Entre los cientos de miles que quieren huir de Afganistán se encuentra la esposa y los cinco hijos de Mohammad Sadeed, de 40 años, quienes tiene una preciosa ventaja: la tarjeta verde estadounidense en sus pasaportes.
Pero mientras veía el video, Mohammad escuchó las ráfagas de disparos de los combatientes talibanes, los gritos de la gente mientras buscaban un refugio y los padres tirándose al suelo cubriendo a sus hijos.
Mohammad llamó frenéticamente a su familia. Nadie respondió. Ya era tarde en Afganistán, y sabía, además, que no había buena recepción en el aeropuerto.
Finalmente se pudo comunicar con su hermano mayor, quien se encontraba con la esposa e hijos de Mohammad. Era difícil escuchar a través de la multitud, y la conexión no duró mucho.
«La situación está fuera de control», dijo Mohammad. «No quiero que se vean obligados a tomar una decisión que podría ser la diferencia entre la vida y la muerte».
Mohammad se había mudado con su familia a Estados Unidos en 2019. Había sido la recompensa de trabajar cinco años en la Embajada de ese país. Nunca pensó en la crisis que atravesaría.
En julio pasado, Mohammad y su familia regresaron Afganistán a visitar por última vez a la familia debido a que su madre se encontraba enferma y, aprovechaba la presencia aún de las tropas estadounidenses, ya que sabía que con los talibanes en el poder sería imposible una visita en el futuro.
Pero nunca pensó que fuera tan rápido. Mohammad tuvo que regresar a Estados Unidos antes que la esposa y los hijos por cuestiones de trabajo como gerente de una Agencia de refugiados.
Ahora, su mujer y sus hijos estaban siendo pisoteados tratando de llegar al aeropuerto. Los talibanes azotan a los afganos que se encuentran haciendo fila, llamándolos traidores. Mohammad se dio cuenta que la tarjeta verde en estos momentos valía menos que cero.
Pero algo que lo llenó de angustia mientas observaba todo el día a su esposa y su hermano luchando entre la multitud junto con sus hijos, de 13, 11, 10, 7 y 4 años, fue lo lejos que se encontraba del puesto con rodeado de alambre de púas del ejército americano.
«No veo una salida para ellos», dijo mientras abandonaban el aeropuerto. Detuvo el video, sin poder verlo más.
